PYMES y autónomos sobreviven mientras esperan la llegada del turismo

El turismo representó el 10 por ciento del PIB mundial en 2019 y tenía un valor de casi 9 billones, lo que hace que el sector sea casi tres veces más grande que la agricultura. Sin embargo, la cadena de valor turística de proveedores e intermediarios siempre ha estado fragmentada, con escasa coordinación entre las pequeñas y medianas empresas (PYMES) que conforman gran parte del sector. En general, los gobiernos han desempeñado un papel limitado en la industria, con una supervisión parcial y una gestión sencilla.

Estos datos que resaltan la importancia del sector chocan de lleno con la realidad a la que tienen que hacer frente las PyMES y los autónomos encargados de impulsar el turismo. Como ya es sabido, todavía estamos viviendo las secuelas de una crisis sanitaria que ha condicionado la movilidad nacional e internacional después de un año que ha golpeado el sector del turismo muy virulentamente. 

Las PyMES y los autónomos están sufriendo esta crisis de salud como nadie, están viendo sus sueños atacados por la precaria situación y solo necesitan tiempo para aguantar el aguacero. Tienes que pagar las facturas del local donde realizas tu actividad o las facturas de los suministros, o pagar a los proveedores pero puede que haya sido un mal mes. ¿Qué hacer? ¿Pedir un préstamo? ¿A un banco? Pedir financiación a un banco para solucionar estos problemas sería muy arriesgado por el tiempo que se tardaría en solucionarlos. Lo más sensible sería financiarte con alguno de los microcréditos que ofrecen las empresas Fintech como CashEddy, que te daría aire para respirar, tiempo para recuperarte y energía para seguir.

Para este verano de 2021 se prevé un aumento del turismo a nivel nacional. Es importante que los negocios aguanten hasta la tan deseada llegada del turismo. No se trata sólo de impulsar la economía nacional, esto es, la macroeconomía, sino de entender que un país como España, tan anclado al tercer sector, muchas son las personas que dependen del mismo, es decir, la importancia que tiene a nivel microeconómico para muchas familias. 

Que un negocio hostelero, hotelero o turístico funcione implica que va a tener una carga de trabajo que requiera de mayor mano de obra, lo que tiene implícito una serie de ganancias que van a repercutir en el bien común. Llegar al punto de que un negocio funcione a esos niveles requiere tiempo y mucho trabajo sin tener el viento en contra. Pero cuando el viento no es favorable para los negocios, como está siendo el caso de este último año y medio con la pandemia, no es mala opción recurrir a alguna financiación externa que garantice un respiro hasta que las aguas vuelvan a su cauce.

En conclusión, tanto si estás pensando en abrir tu propio negocio o tratando de mantener el tuyo a flote mientras llegan tiempos mejores lo mejor es pedir micropréstamos para pagar a proveedores y así poder aguantar hasta los meses de bonanza que harán que los esfuerzos hayan merecido la pena y hayas podido continuar con tu negocio que no es otra cosa que tus sueños y tu sustento.