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Toda la presión para Alcoa

La oferta de Liberty House, directo competidor, deja sin argumentos al grupo de Pensilvania
Vista de la fábrica de Alcoa, en San Cibrao. AEP
photo_camera Vista de la fábrica de Alcoa, en San Cibrao. AEP

PARA CONOCER cómo opera un oligopolio, lo mejor es tener un amigo contable o irse a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y repasar sus expedientes, sanciones y multas. La concertación de precios, los pactos entre empresas ajenos a la evolución del mercado, son denominador común de grupos como los siderúrgicos, algunos grandes del sector lácteo, las eléctricas y los bancos y hasta empresas tecnológicas o funerarias. Poco se escapa de lo que se cuece en los despachos al árbitro del mercado. Sin embargo, el aluminio es totalmente ajeno a las pesquisas de Competencia. Y mucho más Alcoa, productor primario y jugador global siempre pendiente del mercado de futuros del aluminio de Londres, que es donde de verdad se cocinan los precios entre los grandes operadores.

Alcoa "no es neutral en la evolución de los precios". Sigue "la estrategia corporativa del oligopolio de los productores de aluminio", que genera lo que genera. Lo dice hasta Raül Blanco, secretario general de Industria, uno de los actores en la búsqueda de soluciones al conflicto de San Cibrao. Es por todo ello que vender la planta a un competidor directo, agreviso en cuanto a compras en los últimos años, y que emerge en el mercado del aluminio después de consolidarse en el acero y otros metales, supone todo un dilema para los directivos de la multinacional norteamericana. Pittsburgh, tenemos un problema.

A priori, todo se tuerce un poquito más al escuchar las pretensiones de Liberty House Group. Quiere todo el complejo de A Mariña, con Alúmina Española SA en el lote. No falta lógica económica en el planteamiento del grupo comprador, ya que la alúmina que produce San Cibrao se comercializa entre las sociedades de la propia Alcoa, con Aluminio Español a la cabeza, incluso se vende a lo que es hoy en día Alu Ibérica (antiguas Alcoa A Coruña y Avilés) y a terceros. Si puede pagarlo, Liberty House no quiere ataduras ni dependencias del que se convertiría en su principal proveedor, de ahí ese planteamiento para adquirir también la fábrica de alúmina. O todo o nada.

Y así nos encontramos con el gran escollo. Si vende todo, Alcoa pierde una pata importante en la cadena de valor del aluminio, su capacidad para influir en los precios en origen y su propio abastecimiento, y para nada parece estar por la labor. Además de no ser solo de Alcoa (participada en un 40% por Westminer Acquisition Ltd), la planta de alúmina ha ido relativamente bien en los últimos años, con beneficios de explotación declarados de 105 millones de euros en 2017 y de 147 millones en 2018, a falta de presentar las cuentas del año pasado. De ahí también el apetito del grupo británico.

¿Pero quién es realmente Liberty House Group? Lo primero, una obviedad: no se trata de un fondo de inversión. Y eso ya es un grandísimo avance. Buitres o no, los fondos son los nuevos financiadores de la industria, aportando capital, pero a cambio de dividendos y reventas seguras en plazos relativamente cortos. Buscan solo plusvalías. Por ello, que el pretendiente para San Cibrao sea del sector es un primer avance, al menos a efectos de proyecto industrial y mantenimiento del empleo, que es de lo que se trata, le pese lo que le pese a Alcoa.

Liberty House no es precisamente un desconocido que llama a la puerta. Integrado en el conglomerado mundial GFG Alliance, ya trató sin éxito de hacerse, hace justo un año, con las plantas de Alcoa en A Coruña y Avilés. Y habría que preguntarse por qué quedó excluido y se optó por un fondo como Parter Capital. ¿Mismo problema que ahora? ¿El competidor en casa?

Con sede en Londres, Liberty House es un grupo industrial que opera en el sector de los metales y que factura casi 8.000 millones de dólares anuales. A su vez, dentro de un conglomerado aún mayor, GFG Alliance, su propiedad última está en un grupo familiar de capital indio. Liberty se hizo el año pasado de un plumazo con seis siderúrgicas de Arcelor Mittal repartidas por Europa. Un año antes había adquirido una fundición de aluminio en Francia. Y sigue de compras, dentro de una apuesta por el aluminio verde.

Esa estrategia, con abastecimiento renovable, encaja como un guante en los planes del Gobierno. Todo indica que el potencial comprador garantizará el empleo, a la vez que un plan de futuro para A Mariña. En todo este guión la que sobra es Alcoa, precisamente quien tiene más presión ahora.


JUAN CARLOS ESCOTET. Otro golpe de Abanca, que adelanta fusiones

BANKOA fue fundado en 1975 como Banco Industrial de Guipúzcoa. Eso lo dice todo de su vocación. Y la operación que presentó este viernes Abanca para su adquisición también deja clara la de Juan Carlos Escotet: ganar tamaño ante la ola de fusiones que en un año estará sobre la mesa de los financieros de este país. Porque vendrá. Abanca solo se adelanta, y lo hace a un ritmo de vértigo, tras haber desechado hace nada la compra del portugués EuroBic. Con la compra de Bankoa (treinta oficinas, casi todas en Euskadi, y 1.600 millones en depósitos), Abanca también crece "en mancha", una estrategia territorial que le ha llevado a Extremadura, Madrid, Portugal y todo el norte de España. El mapa crece.


SANDRA ORTEGA. Una fortuna que roza ya los 7.000 millones de euros

DE las dos hijas de Amancio Ortega, Sandra es la que más se parece a su padre, no solo físicamente. Discreta y siempre en un segundo plano, pero férrea como Rosalía Mera para controlar todo lo que tiene cerca, Sandra ha llevado su holding inversor a lo más alto de las fortunas femeninas de este país. Cierto que lo ha hecho al calor de la evolución en Bolsa de Inditex, de la que controla directamente algo más del 5%, pero no se deben restar méritos para un grupo, Rosp Corunna, que cuenta con unos activos de 6.939 millones de euros. Cuando fallece en 2013, la revista Forbes situaba a Rosalía Mera como la mujer más rica de España y la tercer mayor fortuna, valorada en 4.700 millones. Lo de SandRa es todo un salto.

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