Blogue | Marta está harta

Malas madres, supermadres e hijas adolescentes

madres-e-hijas-igual-vestidasEn esta sociedad tan mediatizada, en la que o eres de Pepsi o eres de Coca Cola, ha surgido una nueva batalla para las mujeres. O eres una supermadre, que te levantas para hacer tus propias galletas y ordeñar tu vaca, si la tienes, para que tu hijo tenga lo mejor y lo más sano. O eres una malamadre y lo mandas al cole con un cargamento de bollería industrial en la mochila. Ya no hay un término medio, y más aún si eres madre de un adolescente. Porque las madres de adolescentes nos dividimos en madres responsables, que educan a sus hijos sin gritar, sin alterarse y alejándolos de la mala vida con nuestro propio ejemplo. O unas locas, desquiciadas, y alteradas, que vivimos enganchadas a los psicofármacos y les dejamos hacer lo que quieren, y así pasan las cosas que pasan. Y es que si todas las madres de adolescentes fuéramos supermadres, no habría botellones, ni fracaso escolar, ni nada de nada. Se acabaría con la adolescencia a base de disciplina positiva y galletas caseras.

Pero, ¿nadie se ha parado a pensar que también pueden existir los malos hijos?, ¿que las malasmadres cuarentañeras de adolescentes, en su día fueron supermadres, que educaban en positivo, y que jamás creyeron que iban a terminar castigando o gritando?, ¿que la disciplina positiva, el mindfullness y las galletas caseras poco pueden hacer frente la revolución hormonal de los adolescentes?, ¿que una noche de vino y amigas no te convierte en madre irresponsable que incita a sus hijos al botellón?.

Seamos sinceros, de la maternidad siempre se ha hablado con cierta cursilería. No hay más que ver los anuncios de televisión de productos para bebés, o las edulcoradas comedias románticas, en las que las madres son perfectas con sus hijos también perfectos, en un mundo en el que no parecen existir las prisas ni las ojeras. Y ya ni os cuento si pasamos de las madres perfectas de bebés perfectos, a las madres perfectas de adolescentes perfectos. Esas que se pasan toda la película diciendo lo orgullosas que están de sus hijos. Estoy hablando de esas pelis, en las que la madre cuarentañera lleva a la hija quinceañera al instituto y al bajarse esta del coche le dice, - “hija, estoy orgullosa de ti” -, a lo que la hija responde, - “y yo de ti”-.

Creo que no me equivoco mucho, si digo que esa imagen de madre e hija mirándose amorosamente en la puerta del instituto, podríamos encasillarla más bien en el cine de ciencia ficción. Porque las que tenemos hijos adolescentes tenemos claro que: Primero, es casi imposible acercarse con nuestros hijos adolescentes a más de 500 metros de la puerta del instituto. Segundo, no hay adolescente en el mundo que se levante de buen humor para ir al instituto, aunque viva en Beverly Hills. Y tercero, que ese tipo de conversación entre madre e hija es cuanto poco increíble, ya que a las 8.00 de la mañana lo máximo que le dices es “hasta luego hija”, y eso si no vas a cien pensando en tu agenda del día.

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