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Madrid y el hartazgo

Momento de un informativo durante una conexión con la capital de España. DP
photo_camera Momento de un informativo durante una conexión con la capital de España. DP

Haga usted la prueba. Véase un telediario de cualquier cadena elegida al azar. Comprobará que un 70% de la emisión se dedica a Madrid. Y a su pandemia. Será porque es el mayor foco de infecciones de todo el Estado y por los devaneos de sus dirigentes, los desacuerdos entre Ayuso y el vicepresidente Aguado y entre ellos y el ministro Illa. Ésa puede ser una justificación. Pero acaba usted teniendo la sensación de que solamente Madrid merece la atención de los medios.

Ayer entrevistaban a hosteleros de Madrid, quejumbrosos por las medidas, como que no se puede beber en la barra de un bar. En Pontevedra se implantó esa misma medida hace semanas, también en Lugo o en Cambados. Muchos concellos gallegos tienen prohibida la venta de comida y bebida en barras. En Ourense ya ni pueden quedar tres colegas para tomarse una caña si no viven bajo un mismo techo. Y no veo yo que las cadenas españolas hablen de eso porque aquí lo que importa es Madrid.

Se calculan las pérdidas que generarán estas medidas en la economía. En la economía madrileña, claro, porque los bares de Cambados o de Ortigueira dan lo mismo. Luego, si sigue usted con el noticiario verá unos segundos sobre el foro ése de "La Toja", que es otra cosa muy madrileña y minuto y medio sobre la infección de Donald Trump. Ya de ahí, los deportes y el tiempo. Fin.

Aquí lo que importa es Madrid, las cifras de Madrid, la economía de Madrid, los vecinos de Madrid y los líderes de Madrid. Luego los madrileños y las madrileñas se preguntan por qué generan tantas enemistades fuera de Madrid. Y no es culpa suya, claro está, sino de los grandes medios y de sus líderes, que sólo saben hablar de Madrid, como si en lugar de ser la capital de España lo fuera del Universo. Aquí mismo, en Galiza, los pequeños comerciantes, los hosteleros y los autónomos sufren tanto o más que un madrileño, pero de toda la vida de Dios un problema sólo se convierte en tal cuando afecta a Madrid. Incluso el conflicto catalán no fue un problema de verdad hasta que se enteraron en Madrid de que en Catalunya iban a poner urnas, lo que no era bueno para Madrid.

Pues qué quiere usted que le diga. A mí me importa tan poco lo que ocurra en Madrid que hasta escribo una columna para contarlo. Ya lo decía su presidenta el otro día, con Sánchez al lado y frente a un millón de banderas de España y de Madrid: "Madrid es España y España es Madrid". Pues eso a mí no me incumbe ni me incluye como gallego que soy. Madrid custodia el tarro de las esencias españolas y será por eso que sólo se puede hablar de Madrid. De esta pandemia no saldremos mejores ni más fuertes: saldremos más madrileños. Y eso mismo estarán pensando muchos extremeños o riojanos, pues todos nos asomamos a ese agujero negro que se traga todo lo que tiene a su alrededor, incluso la información. Si en Galiza no puede uno consumir en la barra de un bar y se reducen nuevamente los aforos de los comercios tanto da, pero como eso mismo se lo hagan a los madrileños se monta una escandalera de proporciones bíblicas porque el sufrimiento de un ayuntamiento de la Comunidad de Madrid o de la propia capital es mucho más importante, dónde va a parar.

Todo ayer eran imágenes de comercios vacíos en Madrid y entrevistas a hosteleros preocupados por las restricciones. Yo desde febrero no vi en Pontevedra ninguna cámara de un medio estatal ni a ningún periodista madrileño preguntándole a una comerciante o a un camarero por las dificultades que atraviesan sus negocios o sus puestos de trabajo. Eso no interesa en Madrid porque para Madrid todo es Madrid y sólo Madrid. Si embargo, a los habitantes del resto de naciones, regiones o comunidades del Estado español sí nos tienen que interesar muchísimo Madrid y sus cosas, como si fueran asunto nuestro.

De nosotros sólo se habla en Madrid para despreciar nuestro idioma, reírse de nuestro acento y señalar que nuestras casas son feas. Para mí es mucho más hermosa una finca gallega que tiene un somier como puerta que toda la arquitectura madrileña, qué quiere usted que le diga. Pero no se le ocurra a usted decirle a alguien de Madrid que sus bocatas de calamares son una porquería porque se pone todo loco. Tampoco le diga que es mejor hablar dos idiomas que uno, porque inmediatamente adquiere usted la condición de paleto que se expresa en una lengua que no es "la común de todos los españoles".

Y lo que nos queda: semanas y semanas o meses en los que sólo oiremos hablar de Madrid y sus problemas, porque los problemas de Madrid son de todos pero los de Galiza sólo son nuestros. Será culpa de los gallegos o de los vascos que la Comunidad ésa esté gobernada por una panda de inútiles que presentan las peores cifras de Europa y se ponen muy dignos y muy gallitos cuando les obligan a tomar medidas que debieron tomarse hace meses. Siempre tendrán un hueco para venir aquí a chorar a Cangas

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