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Caminando polo público

YO HAGO EL Camiño en este Ano Xacobeo porque el Camiño es de todos y a mí me gustan las cosas públicas, las que tienen responsables pero cuyas propietarias son las personas, en este caso todas las del mundo y particularmente las gallegas. Es bonito tener algo así, que no sea de alguien porque es universal, público y accesible a todo el que lo quiera disfrutar. Yo soy comunista porque una vez mis padres me llevaron a un mitin del PCE y a la salida Santiago Carrillo posó su mano sobre mi cabeza y mis padres pensaron que yo era una especie de elegida, la ungida por el líder para tener un destino, una meta, una misión, la de salvar el mundo de las garras capitalistas, cosa que nunca ocurrió ni ocurrirá.

Yo tenía dos años y medio y desde entonces en casa empezaron a llamarme Pasionaria. A mí me gustaba más mi nombre real, Dolores Ibárruri Pérez García, pero poco pude hacer al respecto. Luego até cabos, claro. Lo del comunismo lo mantengo por convicción, no por tradición familiar, aunque algo de esto último puede haber, no hay que ser tajantes en casi nada en esta vida. Por eso me gusta lo público, como a toda buena comunista. Lo que siempre nos ha faltado a los comunistas en España son ocho o diez millones de votos más. Cuando las primeras elecciones mis padres me contaron que creían que iban a arrasar, porque en los mítines llenaban plazas y abarrotaban auditorios, pero a la hora de la verdad buena parte de toda esa gente votó a Felipe, a Suárez o a cualquiera menos a los comunistas. Yo todo eso lo supe luego, claro, cuando crecí y me contaban.

MARIA SOLLA

Pues el caso es que viendo cosas en la tele el otro día salió Yolanda Díaz, la ministra gallega y comunista, en un acto ofi cial importante, no recuerdo cuál, pues con el paso del tiempo y los resultados electorales no es que una pierda la ideología pero sí el entusiasmo, así que sin abandonar mis principios me entró cierto desinterés ocasionado por la escasez de público en los actos y la frustración del buen perdedor. Bueno, eso es otro tema. El caso es que vi a Yolanda, en un evento ofi cial importante, decía, y llevaba una mascarilla de las que hace la consellería de Turismo de la Xunta para promocionar el Xacobeo, así que me dije, Dolores, si una comunista de las tuyas promociona el Xacobeo, malo no puede ser. Lo que digo, eso demuestra que el Camiño y su promoción no va de colores ni de ideologías. Es de todos y todas y bueno es que lo digamos para que venga mucha gente y que los comunistas lo promocionemos como Yolanda, y los que no sean comunistas lo mismo.

Yo me lo miré mucho en Internet, que no me gusta ir a tientas por la vida. La vertiente religiosa no me interesaba en absoluto, así que la pasé por alto, aunque a lo largo de las diferentes etapas conocí a mucha buena gente que hace el Camiño por ese motivo. Yo no: aire puro, espacios abiertos, desconectar del trabajo y de todo, paisajes grandiosos, porque Galicia es toda ella una hermosura. Unos días de vida sana y ejercicio.

Y hubo una cosa que me gustó y que yo no sabía y es que toda la gente que hace el Camiño está asegurada de cualquier contingencia derivada de la pandemia. Y gratis. Otra cosa pública que está bien y que también me animó. O sea, si viene un australiano y se contagia haciendo el Camiño, hay un seguro que le cubre los gastos y si hace falta la repatriación.

Yo creo que eso lo hacen para insuflar seguridad, porque es poco probable que se dé tal circunstancia. En lo que al pueblo gallego se refiere, estamos en un índice de población vacunada con la pauta completa de más de un 80% y fuimos los primeros en lograrlo, que también es un servicio público bien resuelto. Dos millones y muchas más personas, una barbaridad. Pero lo del seguro está bien porque los seguros siempre los compras y los pagas, nunca te los regalan y menos por irte de viaje, así que aunque se respetan a rajatabla las distancias y las medidas de seguridad, por eso digo que no sé si se habrá dado algún caso, está bien que una se sienta protegida.

Y luego el Camiño es muy democrático. Mientras caminamos no hay clases. Todos somos iguales y eso une mucho a las personas, fomenta el espíritu de hermandad y de pertenencia a una categoría social igualitaria en la que por unos días nadie es más que el resto. A ver, que hay quienes mandan las mochilas por delante para no cargar con ellas y eso es porque se lo pueden permitir, pero más allá de esos detalles, todas y todos hacemos lo mismo, lo hacemos a la vez y lo hacemos juntos o por separado, como cada cuál decida. Eso es democratizar las cosas. Y luego que el Camiño está como los chorros del oro, en perfecto estado de revista y que en él lo público tiene un enorme peso, que las cosas no se hacen solas, y para quienes somos amantes y defensoras de lo público esto es un buen ejemplo. Por eso, digo yo, lo promociona Yolanda, porque las cosas que son buenas para todo el pueblo, son buenas para cada persona, y lo que importa es que se hagan bien, no para unos y no para los demás. Para todos y todas. Así que me dije: Dolores, vamos a ello, y aquí estoy.

Y me está gustando. Cada día descubres un nuevo rincón, una nuevo paisaje y a nueva gente, que es como descubrir una vida nueva o reiniciarla cada mañana, así que no me arrepiento. Es verdad que lo tenía muy claro, pero con todo y eso a veces hago cosas de las que luego me arrepiento, porque la vida da más palos que alegrías, y esto está siendo todo alegría. Es lo mejor que tiene lo que es público cuando lo puedes disfrutar, que salimos ganando todas.

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