Blogue

Ribadeo, la patria distinta y mejor

Según cómo la quiera ver usted, Galiza empieza o termina en Ribadeo, y puede dimensionar esta afirmación como le plazca. Yo, si me lo permite, la voy a llevar al extremo. Ribadeo es el principio y el fin territorial, espiritual, histórico, arquitectónico, gastronómico y humano de nuestro país y de paso es para el peregrinaje el principal punto de entrada del Camiño norteño, lo cual es algo maravilloso porque así como Tui, la compañera del Sur, nos ofrece un pasado beligerante y fortificado, presto a la guerra, Ribadeo es la introducción amable del Camiño. En otros aspectos no tienen nada que envidiarse Tui y Ribadeo. Ambas plazas son espectaculares, grandiosas, ejemplares, históricas, pero hay algo que tiene Ribadeo y no Tui, lo siento: Ribadeo es la paz, y déjeme que lo explique.

No hay en Ribadeo nada estridente. En su pasado histórico se vivieron escenas de extrema crueldad, como en Tui o en muchas otras ciudades gallegas, pero esos dramas no quedaron reflejados en su arquitectura ni en el diseño primigenio de la ciudad, lo que indica que los episodios violentos no fueron ni tan duraderos ni tan intensos como para dejar huella. De hecho, los ribadenses se sintieron obligados a recrear una escena en la que el marqués de Sargadelos aparece afrontando su linchamiento o escapando de él, nunca lo tengo muy claro. Lo acusaban de afrancesado tras la invasión napoleónica.

De no ser por esa escultura, que es más bien muy reciente, no habría en todo Ribadeo una muestra visible de los múltiples desencuentros que se vivieron en Galiza a lo largo de los siglos y que se representan en castros, castillos, fortalezas. Yo diría que Ribadeo es la muestra perfecta de una Galiza de buen rollo, paz y colegueo.

Eso es lo que ofrece al visitante, sea peregrino o turista, que se encuentran con una maravillosa arquitectura indiana única en Galiza fuera de esa ciudad y su bisbarra; con un enclave inolvidable porque es tan reconocible y tan diferente que se graba a fuego en la memoria. Es un pueblo acogedor y amable que como tantos otros multiplica su población en verano, cuando celebran la Festa Indiana, pero que en invierno es especialmente visitable.

En mi opinión, la Praia das Catedrais es la cara y la cruz de Ribadeo. Es su inalterable tractor turístico y también el enclave que ensombrece lo demás si el peregrino o el turista no se han currado la visita. Claro que es una excentricidad de la naturaleza forjada durante milenios o cientos de milenios, una maravilla geológica única en el universo. Es una obra de dioses ejerciendo la arquitectura, pero con todo y lo que eso significa, debemos evitar caer en la tentación de creer que visto eso, visto Ribadeo.

Permítame que me venga arriba y le de un consejo: si usted va con el tiempo justo y debe elegir entre conocer As Catedrais o recorrer el centro urbano de Ribadeo, sus vestigios medievales y su zona indiana, haga lo segundo. Ya verá la playa famosa en otra ocasión, pues allí además de admirar la maravilla natural solamente encontrará a otros turistas que van a conocer As Catedrais. El espíritu ribadense está donde está, a unos cuantos kilómetros y se respira en el Ribadeo urbano.

Es la diferencia entre la maravilla construida por la naturaleza para su contemplación y la otra maravilla construida a lo largo de los siglos por humanos y que a fecha de hoy tiene el mismo objetivo, el de ser disfrutado. En el Ribadeo geológico encontrará usted motivos para meditar y para temer que una de las torres diseñadas por la Pachamama deje caer una piedra sobre su cabeza. Yo lo hice, salí ileso y valió muchísimo la pena, créame.

También hice lo otro, vivir Ribadeo y sentirme ribadense en dos minutos. Ya lo he contado, pero voy a insistir. Ya sabe usted que yo tiendo a la exageración. Dicen de mí, con razón, que soy un hiperbólico y que además abuso de los gerundios y de las subordinadas. Una vez admitido todo ello, me siento libre de decir que no exagero si afirmo que mi primera visita a Ribadeo, hace ya mucho, me rompió los esquemas, y supongo y deseo que a usted le ocurra lo mismo.

Es tan diferente a lo que puede usted ver en el resto de Galiza y al mismo tiempo tan gallego que la dimensión que adquiere la visión sobre nuestro país se multiplica. De ahí que Ribadeo provea a nuestro país de gente con una amplia perspectiva que se nos escapa a otros. Digo que de las 10 personas a las que más admiro, 3 son ribadenses, lo que en porcentajes entre población y gente admirable, a mi juicio, convierte a esa ciudad en la mejor del mundo, en ese terreno y en otros.

No se lo pierda, hágame el favor. Peregrine desde Ribadeo, visite Ribadeo, coma como nunca, vaya una y otra vez, siéntase ribadense y encuentre allí una patria nueva, distinta y mejor.

Comentarios