Opinión

La caducidad del trauma

Entre mis pensamientos intrusivos siempre se encuentran los mismos y, últimamente, uno específico sobre la caducidad. Esta frase, las letras que la componen y la página que ustedes están leyendo tienen una fecha límite.
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ESTA FRASE, las letras que la componen y la página que ustedes están leyendo tienen una fecha límite. Tienen varias, de hecho, pero una en concreto es la que determina que mis palabras ya no sean aptas para el consumo.

Esta conclusión y las siguientes me llegaron como a Santa Teresa el éxtasis, de sorpresa observando arte; que en mi caso fue la serie Podría destruirte (HBO), un dardo al medio de la diana en estos tiempos que corren.

Entre las fechas que los textos -este y los demás- tienen está el de entrega, que suele retrasarse, el de publicación, que nunca falla, y el más importante: el de perdurar en la memoria colectiva, no del individuo. Esta última determina cómo de importante es algo y, a juzgar por cómo estas ideas y otras no me abandonan, juraría que la ficción que protagoniza, escribe y dirige Michaela Coel ha llegado para quedarse.

‘Podría destruirte’ es una de esas series que se autoproclama voz de una generación, sin saber muy bien cuál, y que sin sorpresas lo consigue poco a poco. La diferencia aquí es el tratamiento. Entre la comedia y el drama juvenil afloran sentimientos de calado y trascendencia que superan esta imagen ingenua de las nuevas generaciones.

Como no podría ser de otra manera, la protagonista de la historia es una escritora millennial y exitosa, que narra la existencia negra y femenina desde lo ligero de la vida y mostrando una lectura más profunda de lo que puede ser una hamburguesa. Pero una noche de fiesta se complica y, tras despertarse con una laguna de dos horas en su memoria, comienzan a llegarle imágenes de que ha sido violada en un baño.

Sobre la mesa se pone entonces el elefante en la habitación que nadie menciona o, de hacerlo, mal representado. Es cierto que no existe una reacción general al trauma, pero muchos de los pasos en este tipo de situaciones son similares a los del duelo por defunción. Los procesos de asimilación pueden ser la negación, la justificación, la aceptación e incluso el derrumbe.

Comprendemos, al ver la primera lágrima, que el título de la serie no es casual. Podría destruirte, lo hará en cierto modo, y, si no lo enfrentas, acabará contigo. El trauma se aloja en el túnel auditivo y cuando cada noche estés cerca de dormir, susurrará: «Te destruiré». La escritora millennial que era incapaz de pelear con una hoja en blanco —como todos los que nos dedicamos a esto—, ahora debe lidiar con el drama humano de muchas personas y sin manual de instrucciones.

El idealismo del paraíso londinense se torna brutalmente realista, como si Zola y Pío Baroja moviesen los hilos, y de la violación afloran nuevos comportamientos sociales acallados hasta el momento a base de drogas, humor y censura personal. En un segundo, la vida cambia y se fragmenta. Los amigos cercanos se abren a asumir sus traumas, sus demonios; y otros se protegen entre ellos alejándose del problema. El peor silencio.

¿Qué ocurre con la filosofía del mi ‘mi cuerpo, mi templo’ cuando alguien irrumpe sin permiso en el altar? Virginie Despentes siempre cuenta que tras ser violada no sufrió ninguna consecuencia, de hecho no asumió la realidad de lo ocurrido hasta haberlo puesto en común con una amiga. Entonces observó la fragilidad humana y comprendió el calado del trauma.

Michaela Coel, la creadora de esta serie, no habla de algo tan serio a la ligera. Ella es conocedora de la realidad de perder tu cuerpo frente alguien que lo invade. Mientras rodaba la segunda temporada de otra serie, fue drogada y abusaron sexualmente de ella. Entonces asumió su nueva condición de superviviente y, tal y como Almodóvar hace en ‘Dolor y gloria’, cuenta su historia sin hablar de sí misma. Es un diario declaradamente anónimo.

La escritura se convirtió entonces en terapia para ella y también su personaje, como tantos otros hicieron antes. En la ficción, la narradora millennial debía entregar un capítulo de su nuevo libro la mañana siguiente a la noche que la violan y, de manera inconsciente, entrega un texto escrito de manera automática justo después del acontecimiento. Quizás para saber que es real, primero debemos darle un lugar fuera de nuestra mente.

Para explicar esto, Podría destruirte se compone de muchas líneas que explican el por qué de las cosas, como un mosaico de realidades superpuestas y tramas al estilo Rayuela de Cortázar. Tiempo. Espacio. Protagonistas. Motivos. Cada amistad tiene un comienzo, cada vicio una primera toma, cada lesión, su causa. Y una vez que cae el rayo, todo lo demás es trueno.

Michaela Coel se aproxima a un manifiesto político a través de la comedia y el drama moderno, de la existencia negra y femenina en unos tiempos liberales -que no liberados-. En esta nueva economía del cuerpo y el sexo, la violación se convierte en la pena capital para la víctima y la identidad de la persona muere poco a poco a manos del trauma que, lejos de caducar como este texto, se expande hasta contaminarlo todo.

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