Opinión

Desmovilizados

HAY PREOCUPACIÓN entre los cuadros del PSOE ante una posible desmovilización del electorado el 10-N. Ni el profesor Tezanos, con sus polémicos barómetros del CIS, siempre favorables a la causa, ni la sucesión de mítines en los que se prodiga Sánchez con promesas a veces de difícil cumplimiento, ni el efecto Errejón ni siquiera lo que acaba de ocurrir en Portugal han conseguido encender la llama. O eso parece. Quizá la gran esperanza socialista sea Vox, sobre todo tras los excesos verbales de Ortega Smith sobre las Trece Rosas y de Abascal sobre la "historia criminal" del PSOE. Si esos discursos incendiarios no lo logran, difícil será sacar a la gente de izquierdas a votar tras el desencanto que supuso la falta de un acuerdo para gobernar. A Vox, ya se sabe, no le interesa el éxito del PP ("la derechita cobarde") pues sabe que puede crecer más a contracorriente.

El irascible primer ministro
No goza de la popularidad del presidente Rebelo de Sousa y no soporta las críticas, como se comprobó con su inoportuno ataque de ira contra un anciano en el cierre de campaña, pero António Costa es un animal político. Eso nadie lo discute. Y rentabilizó el éxito del llamado Gobierno de la ‘geringonça’.

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