Opinión

Éxitos que no lo son

TODOS ENCONTRARON motivo para grandes celebraciones, con cohetería sonora y adjetivos grandilocuentes, con las cifras que aportó Aena con la cifra de viajeros en los tres aeropuertos gallegos en 2017. Peinador entra en ‘el club del millón’, se oye en Vigo. Debe ser algo exclusivo, pensarán en Oporto. Alvedro crece como la media gallega, sostienen desde A Coruña. Es un índice que contemplan las grandes terminales del mundo. Y en Santiago, auténtica traca: Lavacolla bate su propio récord. Ante esto, nadie puede replicar: compite consigo mismo.

Lugo, tendremos que decir algo desde aquí, sigue esperando por la autovía que le una con el aeropuerto de Lavacolla. Una vez más, se repiten los olvidos. El aeropuerto de Oporto ofrece cifras que más que duplica el número de viajeros que suman conjuntamente los tres gallegos: 10,7 millones frente a 4.851.000. ¿Qué celebran? En Vigo saben que el crecimiento espectacular se debe a las ayudas, o incentivos si prefieren eufemismos, que el Concello olívico y la Diputación de Pontevedra destinan a las compañías que establecen línea con Peinador. No están libres de culpa en esta competencia subvencionadora a las compañías aéreas ni Lavacolla ni Alvedro. Nadie aporta las cifras de ese dinero público ni el coste que supone por viajero.

Una cuenta sencilla para presentar al cierre de ejercicio: tanto dinero público a las compañías privadas, entre tantos viajeros. Sería lo que se dice transparencia. En la euforia de las cifras, que cada cual las ve como quiere, se olvidan detalles como el nulo avance en materia de coordinación aeroportuaria entre las tres ciudades. El griterío localista solo ayuda a la caja recaudadora de las compañías. No beneficia al viajero gallego, al que las combinaciones de horarios de ida y vuelta, destinos y terminales gallegas le pueden hacer mas caro el viaje. Pero, crecemos.

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