Opinión

Larga batalla electoral

LA DISPUTADA Alcaldía de Lugo y el poder en la Diputación Provincial explican la anticipación en el tiempo del arranque de campaña electoral. El PP busca recuperar presencia en los municipios urbanos de Galicia: solo gobierna en Ourense con mucha fragilidad. Las urbes del eje atlántico son de las mareas (Ferrol, Coruña, Santiago), BNG (Pontevedra) y Abel Caballero (Vigo). Los éxitos electorales de Feijóo en las autonómicas no los lograron reproducir las candidaturas populares en las ciudades gallegas. El PSOE lucense necesita mantener las dos plazas que ocupa en la Alcaldía de la capital y en el gobierno de la provincia. Son las plazas de poder que quedan. Eso explica, con la entrada además de liderazgos renovados en el socialismo lucense, el tono alto y de calibre grueso en el objetivo de neutralizar a los populares. La munición dialéctica de la sanidad —hemodinámica—, que resultó efectiva en ocasión anterior, salta de nuevo al terreno de la contienda electoral. Lo que se ha visto, no parece un ensayo ni un anticipo. Es, con probabilidad, el clima político y el tono que queda por delante de aquí al 9 de junio de 2019. Año y medio de campaña anticipada demuestra que los objetivos son importantes.

Marcha atrás
La brecha salarial entre hombres y mujeres en Galicia se acentúa en los últimos años. Eso demuestra una investigación de la Axencia para Calidade do Sistema Universitario en Galicia. Tres años después de incorporarse al mercado laboral un titulado universitario hombre cobra una media de 1.342 euros mensuales y una mujer con igual titulación ingresa 1.114 euros, lo que supone 228 euros menos. Algo básico está fallando para que esto suceda. La igualdad en materia económica, que es la básica, va en dirección contraria.

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