Opinión

Mensaje claro

SI EL DIRECTOR en seguridad de Adif argumenta que "no tenía por qué saber que existía la curva" de A Grandeira, aquella en la que el Alvia descarriló y dejó 80 muertos y 144 heridos —lo sabrían los vecinos de Angrois—, es de igual lógica aplastante argumentar que quién iba a tener conocimiento de las nieblas en O Fiouco, en el trazado de la A-8, salvo los vecinos de Mondoñedo.

Extremadamente grave
La concentración de periodistas, con la participación de los máximos responsables de Europa Press y de Prensa Ibérica, ante el Supremo y el Consejo General del Poder Judicial es un aviso obligado en una sociedad abierta ante la sorprendente orden de un juez de Palma para que la Policía requisase los ordenadores y teléfonos móviles de dos informadores. El desprecio al secreto profesional del periodista es ciertamente un "ataque letal" al derecho de los ciudadanos al acceso a la información en una sociedad democrática. Este derecho a una información veraz y avalada por una labor profesional exige medios de comunicación identificados, también como una necesidad en la sociedad de las redes.  Si la acción del juez de Palma activó las alertas, las respuestas o silencios de otros órganos no despejan las dudas por si se abren nuevos tiempos restrictivos y ante la necesidad de alerta activa ciudadana para que no se infiltre la no libertad cuarenta años después de una Constitución democrática.

Liberal y europeísta
Salvador de Madariaga (A Coruña, 1986-Suiza,1412- 1978) fue un distinguido gallego, liberal y europeísta, nominado en varias ocasiones para el Nobel de la Paz. Pesa en este país sobre él una inmensa losa de silencio y desconocimiento. Fue claro frente a la dictadura comunista y franquista. Ministro durante la República se exilió al inicio de la guerra civil, la "tercera España".

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