Opinión

La necesidad de diálogo y pacto

TEMPERATURAS BAJO CERO —hasta -7,2 en Rozas— son como anuncio claro de que llegó el invierno en este transcurrir de los primeros días del año.

La Diputación de Lugo aprueba en el arranque del ejercicio los presupuestos para 2019, algo que posibilitó el PP con su abstención en la votación. Darío Campos, presidente provincial, concluyó el pleno con una afirmación políticamente significativa: el hecho de que un gobierno en minoría aprobase durante cuatro años los presupuestos. Es una lección superada por el grupo socialista de gobierno y por el mayoritario popular en la oposición.

La nueva realidad política, sin mayorías, y con la multiplicación de grupos en la representación ciudadana obliga al diálogo y a la negociación. El reparto de la representación en el Parlamento andaluz, con las dificultades para el pacto, es la última muestra. El mapa que salga de las elecciones del próximo mes de mayo repetirá o multiplicará incluso esta exigencia de política de diálogo, negociación y acuerdo, que implica cesiones, para que las instituciones funcionen.

Un ejemplo, por carencia, de esa necesidad la ofrece el Concello de Lugo con un gobierno en minoría. La responsabilidad política y de compromiso con la gestión de los intereses ciudadanos pide políticas de pactos, tanto para quien ocupa el poder en minoría como para quienes quedan situados en la oposición. Los acuerdos o pactos, como el que refleja la aprobación de los presupuestos en la Diputación, marcan un camino en una situación que obliga a construir acuerdos. No se lograron en el Concello de Lugo. Los problemas dentro de la Policía Local —«caos», según los sindicatos CC.OO. y CSIF—, con la seguridad de la cabalgata de Reyes como ocasión para trasladar el conflicto ante la ciudadanía, puede verse como un reflejo de la situación en la gestión del gobierno local.
 

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