Opinión

"No conmigo"

LOS FRANCESES son orgullosos, como recordaba el exprimer ministro galo Manuel Valls días atrás. Ese orgullo irracional se retroalimenta con la permanencia de un chauvinismo propio de un nacionalismo trasnochado como el que pudo encarnar el general De Gaulle. En esa defensa de lo propio frente a la homogeneización sociocultural que trae como uno de sus excesos la globalización económica, y en una crítica política a la economía del consumo del despilfarro y la obsolescencia programada, en Francia se puso en marcha una campaña frente a esta moda o estrategia comercial del viernes negro (Black Friday) que se ha importado de los Estados Unidos y que se impone hasta en pequeñas localidades.

La oposición no es solo de sensibilidades políticas que difundieron por las redes "no cuente conmigo". Frente a esta penetración del viernes de compras, también desde el propio sector del pequeño y mediano comercio se cuestionan las hipotéticas bondades de rentabilidad económica final de esta fórmula. Para estas posiciones críticas, el viernes negro trasladado aquí responde únicamente a la estrategia de las grandes cadenas multinacionales.

La observación en su vertiente económica, cuando menos, merecería ser estudiada. Pero en lo que refleja socioculturalmente de mimetismo con tradiciones que aquí nunca existieron sí parece que pida una mínima reflexión crítica. Es cierto que no se pueden poner puertas al viento, a la dinámica de la historia. Pero también es cierto que, aunque en las ciencias sociales se mantenga que el comportamiento global del sistema es determinista, la responsabilidad de gobernar y educar buscará y fomentará la prevalencia de valores para el interés general ciudadano.

No parece que sea una anécdota más la rebelión en las redes, "no conmigo", frente a esta penetración de una moda comercial ajena totalmente a la tradición y raíces socioculturales , Acción de gracias, de la que nació en Estados Unidos. Los excesos globales alimentan el chauvinismo.

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