Opinión

Batacazos y pactos

No pertenece a las grandes líneas pero sí hay que reparar, por lo que tiene de simbólica, en la pérdida del PP en Vilalba
 

LAS MAREAS o fuerzas alternativas se pegan un  batacazo monumental en las ciudades gallegas en las que gobernaban o tenían representación. Ya no son la bandera de la alternativa por la izquierda, que recupera el PSdeG-PSOE.

El objetivo de la ruptura no cuajó después de ocupar alcaldías como la de Santiago, capital de Galicia, adonde regresa el socialista Bugallo, y A Coruña.  Gonzalo Caballero ve reafirmado nuevamente su liderazgo, después de los resultados de las generales de abril, al frente del PSdeG-PSOE. Vox no obtiene representación en Galicia y el crecimiento de Ciudadanos aquí tampoco es significativo, aunque sus dirigentes anunciasen que solo aspiran al crecimiento. Desapareció el concepto de sorpresa. Por ahí no la hubo para el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. La ausencia del PP en las alcaldías urbanas de Galicia resta importancia a los resultados de los populares gallegos, frente a la tendencia inversa que mantiene el partido con Pablo Casado en el resto de España, tanto en alcaldías como en comunidades autónomas. Las alegrías que pueda darle la alcaldía de Madrid pueden ser problemas.

La pérdida de cuatro eurodiputados responde a una tendencia del PP de Casado, aunque logre situarse por encima de Ciudadanos. Contrasta, además, con los populares europeos que vencieron ayer. Rivera y Casado se disputaban  el liderazgo de la oposición. Esa amenaza la ha superado Casado pero ni con eso puede ver consolidado su liderazgo al frente del PP en España.

Los socialistas son los vencedores electorales de la jornada, accedan o no al poder por los pactos en ayuntamientos y en  comunidades autónomas.

Son estas pistas globales a seguir después de la urgencia de la noche electoral. Líneas de tendencias y líneas políticas de pactos de alto riesgo, con dos desvíos: gobierno de la fuerza más votada, que tantas veces se pidió desde el PP, o pactos con la ultraderecha para llegar al poder. Sánchez miraba ayer para Madrid  y no para Lugo, claro, donde el popular Ramón Carballo fue ganador aunque no gobernará.

La gobernabilidad de los concellos y su estabilidad, que obliga a una cultura de pacto y coalición, es la vía que queda abierta e interesa al ciudadano. Las malas experiencias del mandato anterior en esta necesidad de acordar para gobernar, empezando por aprobar presupuestos, se refleja en los resultados de varias ciudades.

No pertenece a las grandes líneas pero sí hay que reparar, por lo que tiene de simbólica, en la pérdida del PP en Vilalba.  Y el  exitoso fenómeno en votos del populismo de Abel Caballero en Vigo. Son los resultados de la simplificación del mensaje político, por el recurso del sentimiento con el viguismo y por la confrontación con un enemigo exterior, que sitúa en la Xunta de Feijóo.
 

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