Opinión

El despertador y la vista

Después del negacionismo como argumento de campaña y después de lo sucedido tras los resultados electorales, en horas 24, hay que dar por inevitable la prescripción del Orfidal o el lorazepam. Fue un clamor unánime entre observadores, opinadores, tertulianos y gente del común. Iglesias le habrá aconsejado a Sánchez que elija un genérico. No es cuestión de alimentar monstruos de la industria farmacéutica. Al conocerse el martes el abrazo de Pedro y Pablo no se produjo movimiento alcista en la NYSE con las acciones de la farmacéutica del Orfidal. No es cuestión de alimentar la especulación bursátil ni los beneficios de la industria cuando la/el viagra es de la misma casa y en lógica de política social pasará al paquete que cubre la Seguridad Social. El diccionario de uso del español dice que es ambiguo el género de la pastilla esta. A ver cómo le miran a uno en la farmacia cuando se presente con la receta para cargársela al Sergas. 

La pastilla, la de dormir, puede representar para Sánchez tanto riesgo como el vino y la música trampa que le sirvió y le animó a beber Ulises a Polifemo hasta emborracharlo y que se durmiese. El cíclope quedó sin su único ojo durante el sueño. La culpa fue de Nadie: como aquí en la repetición de elecciones. Polifemo sin ojo no veía a Ulises y sus hombres, que lograron salvarse de ser alimento del gigante. Con el preacuerdo Pedro y Pablo podrían haberse metido en la cueva de los cíclopes y necesitarán, sobre todo Sánchez, todos los ojos para salir sin que les devore la cuestión territorial, los secesionistas catalanes, los ajustes que pide la economía o la presión que ejercerá, ahora sí que con altavoces, Vox y la derecha que arrastre. 

La pastilla, la de dormir, puede representar para Sánchez tanto riesgo como el vino y la música trampa que le sirvió y le animó a beber Ulises a Polifemo

Sánchez, si llega, necesitará despertarse del sueño al que conduce la toma de lorazepam, con cinco propiedades, según el prospecto: ansiolítico, amnésico, sedante e hipnótico, anticonvulsivo y relajante muscular. 

Lo de amnésico no le vendrá mal al aspirante a candidato: ha de olvidarse de lo que ha dicho una y otra vez, de lo que ha jurado y perjurado: con Pablo, ni a la esquina. 

Ponía ejemplos concretos por los que no podía sentarse en la mesa del Consejo de Ministros el líder de Podemos sin riesgo de que la sala se convirtiese en la cueva del cíclope que quería devorar a Ulises y los suyos. 

Con el efecto amnésico podrá atender, sin ruborizarse y con el garbo que le caracteriza como buen madrileño, a los periodistas que le pregunten por aquellas negaciones reiteradas, y sin que nadie se las pidiese. El efecto de una cierta sedación tampoco le vendrá mal. Son muchos golpes continuos en las radios y las televisiones. Es una repetición de directos a un boxeador noqueado en el ring. Es tortura encender la radio y escuchar tu propia voz negando lo que acabas de hacer. En los coches del parque móvil han retirado las radios. Lógico. Y el Falcon no trae radiocasete de serie. 

El problema está en que despierte, no en dormir.

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