Opinión

Incendios e impotencia

POCO O nada se ha avanzado en la información de los presuntos incendiarios de los montes en Galicia. Seguimos en las hipótesis acusatorias contra unos presuntos delincuentes sin identificar. Es la constatación de que no hay avances. La autoría, origen o causas de los incendios provocados es un agujero negro informativo y parece que no solo para la opinión pública. Pocos resultados o más exactamente claridad de conocimiento sobre orígenes de los incendios ha dado la vía policial-judicial en la lucha contra esta plaga. ¿Qué sabemos del origen, por citar un ejemplo de auténtica alarma, de aquella ola de incendios en octubre de 2017?

Lo único que parece funcionar para impedir grandes daños es la estrategia que se marcó con Romay Beccaría en Agricultura y Montes: detectar el foco de fuego en el inicio y actuar, llegar en el mínimo período de tiempo para la extinción.

El tono subido o la adjetivación fuerte para descalificar a los presuntos autores de los incendios forestales intencionados no es el termómetro por el que se mide la eficiencia de un político ante estos sucesos. Expresa la impotencia y un malestar profundo, que se comprende, pero que nada aporta frente a la acción contra el fuego. No es nada nuevo. Se reproduce cada año cuando el escenario de la catástrofe alcanza el nivel de alarma. Sucedió esta semana en la provincia de Ourense. Nada nuevo, tampoco en cuanto a los escenarios donde se produce el fuego año tras año.

No parece que sea la vía para generar confianza ni seguridad en la ciudadanía esas expresiones amenazadoras con el "peso de la ley y su patrimonio" contra un enemigo que no está identificado: los autores de incendios provocados. ¿Dónde están los detenidos? Asegurar que los autores de un incendio van a pagarlo con la cárcel y con su patrimonio –sí, debería ser pero no es– es impotencia o retórica política.

La autoridad gubernativa competente –autonómica, central o ambas– en la persecución policial de estos delitos debería informar de cómo avanza la investigación sobre la autoría de un incendio, tal como sucede con otros muchos sucesos. Desde que García Sabell lo dejó, uno de los quehaceres que parece justificar la existencia de delegados del Gobierno es su afición a las declaraciones sobre sucesos que corresponderían a un portavoz policial, además de la guerrilla partidista cuando el color de las dos gobiernos –autonómico y central– no se corresponde.

Un dato que no parece menor. La destrucción por el fuego de grandes superficies no es un fenómeno exclusivo de Galicia. ¿Hay realmente causas comunes en los diferentes espacios y países en los que se registran? Oímos hipótesis, sospechas e interpretaciones varias. Falta la aportación de estudio con aval de investigación. El problema aquí, California, Andalucía, Australia o donde sea que se produce, exigiría que se hubiesen hecho esas investigaciones comparativas. Pudiera ser que no solo las acciones ocultas expliquen estos fuegos.

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