Opinión

¿Aislarlos?

CUANDO UNOS políticos, elegidos en las urnas, hablan de aislar a otros, igualmente nominados, por razones ideológicas o extremistas, sean de derechas o de izquierdas, crujen los cimientos de la democracia. Porque, de paso, también se pretende inhabilitar a quienes los eligieron, ciudadanos con derecho a votar a quien mejor les parezca. Otra cosa son los pactos y el debate político, donde a todos ellos les asiste la potestad de alcanzar o no acuerdos, fundamentado en el diálogo y en el mercadeo de intereses, donde las ideologías acaban siendo solo una excusa. Pero tratar de aislar, por ejemplo a Vox, como algunos de sus rivales propusieron, es inadmisible si las libertades tienen todavía algún valor.

A Vox o a otros de ideología contrapuesta, pero investidos por sus electores. Lo que no se plantean quienes proponen el rodillo es por qué los partidos extremistas, con postulados inasumibles e inviables, tienen tantos seguidores, como los que respaldaron a Vox en Andalucía. ¿No será porque se sienten defraudados por la gestión de los que ahora se lo reprochan? Si no se considerasen burlados, seguro que mantendrían la fidelidad. Pero si les dan motivos para sentirse engañados, ¿de qué se quejan?

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