Opinión

Buen negocio

AÑO NUEVO, nueva velocidad en carreteras secundarias. Falta saber si la decisión del Gobierno, restringiéndola de cien a noventa, surtirá el efecto de menos accidentes y menos muertes. Lo que sí se sabe es que el cambio supone un excelente negocio para los fabricantes/suministradores de señales, además de nuevos radares e incremento notable de sanciones a quienes no acaten la normativa del cambio. Mayor recaudación para las arcas del Estado.

Cierto que los excesos de velocidad, o velocidad inadecuada, propician percances, muchas veces irreparables, pero hay otros muchos condicionantes que nadie trata de subsanar. Por ejemplo, la mayoría de las vías a las que se aplica el reajuste, son de trazado dificultoso en muchos de sus tramos, y el firme es igualmente penoso, bien sea por el paso del tiempo o porque se descuida su conservación. Y tanto las curvas como los baches son causantes de muchos de los accidentes en los que la velocidad tiene menor incidencia de lo que pudiera parecer. Todas las prevenciones son pocas, pero si se desatienden las más importantes, al no son recaudatorias y sí de inversión, poco o casi nada se habrá avanzado en disminuir el riesgo.

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