Opinión

Cosas del poder

Los entresijos del poder son tan inextricables que, en realidad, solo lo sienten quienes lo importunan, bien sea por vocación, adicción o como medio de pervivencia. A los verdaderos devotos de mandar les cuesta mucho soltarlo, puede que no tanto como a Ricardo Díez Pascual, que a sus 89 años es, por lo menos hasta este domingo, el regidor más veterano de España. Es el jefe indiscutible de Castillejo de Mesleón, en Segovia; lo fue durante 12 años de dictadura, pese a nunca vestir la camisa azul que le obligaron a comprar, y siguió durante otros 43 de democracia. Y vuelve a las andadas. "Yo si no mando no soy nada", confesó. No debe ser el único. En Lugo también hay quienes aspiran a perpetuarse, caso, por ejemplo, de los alcaldes de Paradela, Abadín, Pedrafita o Quiroga, con más de treinta años. Cabe preguntarse el porqué de tan prolongada permanencia, además sustentada con mayorías absolutas. ¿Será porque lo hacen bien y los ciudadanos son muy libres de elegir a quienes no les defraudan y hacen cosas en los municipios respectivos? Será. La renovación no suele ser mala, pero hay veces que la gestión de los que llegan es un desastre. Por eso, cuando las cosas funcionan, mejor no tocarlas.

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