Opinión

Debilidad

DIVISIÓN DE opiniones. Unos aplauden y otros critican (también abunda la indiferencia) la suspensión o aplazamiento del partido que el día 26 disputarían en el Camp nou el Barça y el Real Madrid, como medida de precaución por la revuelta independentista. ¿Es bueno o es malo que el Comité de Competición de la RFEF se plegase a las amenazas de los agitadores? Depende como se mire, pero lo que sí evidencia es que hay un ganador: el independentismo radical. Como bien dice el viejo refrán, "el caso es que se hable de uno, aunque sea mal".

Los insurgentes lo sumarán a su prepotente rosario de conquistas fanáticas e intolerantes, como acción de fuerza sobre la legitimidad establecida por el Estado. De no haberse aplazado, seguramente demostrarían su poderío en el estadio con episodios violentos, colaterales y ajenos a la praxis deportiva. Dada la gravedad de otros acontecimientos como los vividos estos días, el traslado de fecha del encuentro no deja de ser una anécdota, pero también evidencia la inhabilidad de los garantes de imponer el orden para reconducir la situación. Arrugarse puede ser reflexivo o prudente, pero también es un preocupante síntoma de debilidad que no hace más que dar aire a los transgresores.