Opinión

Esperas médicas

SUELE DECIRSE que el sistema de salud español es de los mejores del mundo, pero hay informes, como el Euro Health Consumer Index, que no lo corroboran. El aludido, por ejemplo, lo sitúa en la decimonovena posición entre los europeos. Los punteros son, por este orden, Holanda, Suiza, Noruega, Finlandia, Bélgica, Luxemburgo y Alemania. La peor nota nos la llevamos en accesibilidad; fuera eufemismos, se refiere a las listas de espera, que ningún gobierno, central o autonómico, es capaz de subsanar, pareciendo posible lograrlo. Pero hay esperas de esperas. Unas podrían entenderse y otras no. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que un vecino de Becerreá, asistido dos veces en urgencias por padecer cólicos, tenga que esperar un año para su cita en Urología del Hula? Es probable que alguien tenga la respuesta, pero si es para justificarlo, nadie lo entenderá. ¿Cuántos enfermos están a la cola? Y si hay tantos, ¿por qué no se ponen medios para el desatasco? No es que los servicios hospitalarios funcionen del todo mal, en líneas generales y con las excepciones inevitables, pero episodios como este (no será el único) arruinan cualquier visión positiva del conjunto.

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