No falta nada para acabar con la incertidumbre que corroe a los futboleros. Dicen que es este miércoles cuando el magistrado del juzgado de lo mercantil número dos de Madrid decidirá si da la razón a la Federación de Fútbol o a la Liga Profesional para fijar definitivamente el horario de los partidos. Si el campeonato se desarrolla con encuentros los sábados y domingo, como quiere el órgano federativo, o se amplía a lunes y viernes, como es el deseo del órgano que representa a los clubes, quienes, salvo el Real Madrid, están por los cuatro días, pues de lo contrario se desmoronaría, aseguran, el control económico de las entidades deportivas por los derechos de televisión. Habrá quien prefiera, incluso, retomar el antiguo sistema de que los encuentros se jueguen únicamente los domingos, pero por encima está la conveniencia de estabilizar las finanzas. Lo lamentable es que el jaleo se origine, o eso parece, por culpa de las malas relaciones entre el presidente de la federación, Luis Rubiales, y el de la patronal, Javier Tebas, lo cual enturbia o impide cualquier diálogo para alcanzar un acuerdo razonable, fuera de la tirria y desconfianza que rezuman. Lo peor es que si todo se complica, podría haber huelga.
