Opinión

Jurados

El pospuesto juicio por el asesinato de Diana Quer, aun compareciendo El Chicle como culpable confeso, rezuma mayor intríngulis que el transmitido como para que su desenredo se encomiende a un renqueante jurado popular, por mucho que lo avale la ley, que también contempla otras fórmulas si la complejidad del caso lo aconseja. Es una especie de temeridad legal que ya condicionó otros casos parecidos, y cuyo desenlace dejó claro que asuntos tan peliagudos no han de quedar en manos de indocumentados, con el añadido de una insistente intoxicación mediática, por mucho que sea el asesoramiento colateral de profesionales. Aún sigue resonando el fiasco del fallo del tribunal popular que llevó a prisión injustamente a Dolores Vázquez por la muerte de Rocío Wanninkhof. Por mucho que el sistema de jurado se emperifolle como emanado del pueblo, los acusados tienen derecho a un proceso con garantías y no de inseguridad jurídica. El abogado vigués Antonio Salceda, refiriéndose precisamente al caso Quer, describió en este periódico muy certera y gráficamente lo que es el jurado popular, al que califica de 'justicia de patíbulo': "¿Prefieres que te opere un médico, o un taxista bajo las indicaciones de un médico?"

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