Opinión

Más surrealismo

DISCULPEN LA matraca, pero el trajín (inducido) del movimiento okupa es tan imparable, absurdo e irracional que no queda otro remedio que el de incidir sobre los cada vez más penosos y abusivos asaltos a la propiedad. El reciente y surrealista caso de Salcedo, en Pontevedra, revela hasta dónde ascienden los atropellos y la (permitida) iniquidad delictiva. El anciano y único morador de la vivienda estaba ausente, y fueron los vecinos los que advirtieron de la invasión a un familiar, después de que siete personas y varios perros hubiesen tomado impunemente del inmueble. El aterrado dueño quiso acceder a su casa para recoger sus pertenencias, pero se lo impidieron bajo amenaza de denuncia. Saben cómo se amparan y reconocen sus 'derechos', los de los infractores, antes que los de los perjudicados. Con recochineo, pueden esperar. Y si coincide en fin de semana, vuelva usted al lunes, como indicaron en comisaría a la sobrina del ultrajado pontevedrés. Hasta ahora, únicamente surte algún efecto la presión vecinal, amedrentando intrusos. Quizá se remedie el día que los mafiosos opten por meterse en la Moncloa, en el bunkerizado casoplón de Iglesias o en la habitatge de Ana Colau, antes que alcaldesa, activista okupa, su único oficio conocido.

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