Opinión

Ovillos sin fin

HASTA NO hace tanto, a los políticos/gobernantes les preocupaban más bien poco su pasado, fácil de encubrir. Tenían (aún tienen) sus periódicos, radios y televisiones afines, proclives a realzar laureles y minimizar fracasos, pero el panorama mediático cambió desde la irrupción de los digitales. Son tantos y variados los enjambres de moscas cojoneras, que nada puede esconder sus trapos sucios. El sosiego solo respeta a los que tienen la conciencia inocua, pero los que llegan embaucando, omitiendo iniquidades, disimulando amistades peligrosas..., lo tienen crudo. Son ovillos sin fin. Desde que se empieza a tirar del hilo, las consecuencias son imprevisibles, y de poco sirven amenazas o querellas para amedrentar, entre otras cosas porque lo que se cuenta casi siempre tiene su lado verdadero. Se está viendo con el actual Gobierno. Hay ministros/ministras que no se sinceraron sobre su pasado a quien les nombró, y no tardó en saberse lo querían que no se supiese. Ahora el pillado es Pedro Duque, nada más bajarse de la nube. Se resisten, lo desmienten, quieren arreglarlo con artimañas y solo consiguen empeorarlo. Nada cuela y eso es muy bueno para la democracia.

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