Opinión

Peor que la música

EL QUE agentes de la Policía Local hubiesen de acudir al parque Rosalía de Castro, o a sus aledaños, reclamados por los vecinos, para interrumpir de madrugada la música que a todo volumen propagaba un menor y su grupo de amigos, valiéndose de un altavoz portátil, no es más que una anécdota, una molestia minimizada si se compara con el meollo del problema, perpetuado por la presencia incontrolada de jóvenes en el recinto, con sus botellones. Siendo alcalde, Orozco propuso cerrar durante la noche el mayor y más notable espacio recreativo de Lugo, y no le dejaron. El caso es que la invasión, con insalvables picos vandálicos, sigue incontrolada por parte del Concello, y de poco sirve que se extreme la vigilancia policial, que seguramente no se hace con la firmeza necesaria, o que se vede el alcohol a menores, que tampoco se lleva a rajatabla, si no se impide seriamente tomar la zona para tales fines, en vez de habilitar otras en que los efectos sean menos dañinos. Piénsese que los perjuicios son muchos más que las molestias causadas al vecindario, al ser como es el Parque lugar de recreo y esparcimiento, sobre todo para los niños, con el peligro que ello representa por los inevitables y a veces peligrosos residuos. Un descontrol más de la gestión municipal.

Comentarios