Opinión

Teletrabajo

SE VIENE insistiendo en que la pandemia reorientará o modificará hábitos, conductas y rutinas, imponiendo nuevas reglas y compases en el modo de vivir. Sin que se sepa muy bien cómo y para qué, es seguro que habrá cambios, sin que se precisen pros o contras. Uno de ellos se centra en la modalidad del teletrabajo, impuesta por las circunstancias, pero lo más probable es que incluso sea para quedarse, con sus ventajas e inconvenientes. Según el Ine, en un contexto de normalidad, solo un siete por ciento de los empleados, en España, tiene la opción de recurrir al trabajo a distancia, frente a la media europea del diecisiete por ciento. Pero la exigua incidencia tiende a modificarse y a aumentar. Como ventaja, se advierte una mayor autonomía y flexibilidad, más oportunidades laborales, menos estrés, menos desplazamientos y más vida familiar, además de evitar presencialmente al jefe o tener que soportar la convivencia dificultosa con compañeros, pero en el lado opuesto está el distanciamiento humano de grupo, la soledad, que no es insignificante. Si lo de más vida hogareña parece a primera vista beneficioso, también habrá que contar con los agobios propiciados por la proximidad y el calor familiar. Es decir, todo muy en el aire.

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