Opinión

Los últimos días de Devs

A lo largo de nuestra vida repetimos acciones de manera mecánica, inconsciente, bien porque así nos fue enseñado o porque lo queremos de esa manera. Día tras día, mes a mes, hasta configurar un patrón. A cierta altura decidimos hacer una modificación, algo improvisado, pero no es cierto que lo sea porque, incluso eso, forma parte de la pauta

ESTA POSICIÓN choca frontalmente con los mensajes de libertad y azar que toda la población escucha desde el principio de su vida. Con el paso del tiempo, el ser humano será testigo de supuestos golpes de suerte y creerá hacer lo que quiere, eso que llaman libre albedrío. Así lo hemos experimentado todos. Sin embargo, el determinismo establece que no existe tal aleatoriedad y que todo lo que ocurre, procede de una causa y tiene un efecto.

Esta doctrina filosófica fue cultivada por personalidades como Karl Marx, Martin Lutero o Pierre Simon de Laplace. Todos ellos, con sus diferencias e intenciones, llegaron a conclusiones similares a las que la miniserie Devs (HBO) pretende exponer a través de una visión tecnológica de la realidad. El destino ha muerto a manos de algoritmos matemáticos y, en sus últimos días, Dios comienza a evaporarse.

Devs es la expresión máxima de esa manía que atraviesa Galicia: creer que algo «estaba (o no) para ti». Mueres porque te toca, ganas porque te toca, te hundes porque te toca. Estaba predeterminado y, pese a volcar todos tus esfuerzos, no hay manera de torcer la línea del destino. Pero esta visión rutinaria ahora se convierte en algo ambicioso y trascendental: modificar el significado de la vida y la muerte.

Nietzsche dijo en su momento que debíamos cuidarnos de no convertirnos en monstruos al intentar acabar con ellos, porque cuando miras al abismo, también él te mira a ti. El filósofo se refería al mal, pero hoy en día lo justo sería hablar del miedo. En Devs no existe ese abismo ni esas criaturas terroríficas, solo hay ordenadores y matemáticas. Pero nada más es necesario para que un joven, tras observar un determinado código, se suicide.

Los teóricos del proyecto secreto de Devs plantean al público una pregunta: ¿Qué harías si te contasen tu día entero por adelantado?

Este hecho sorprende a su pareja, no porque ocurra sino porque no había avisos previos. En el patrón de conducta de su novio, Lilly, la protagonista, jamás había observado aversión por la vida. Ambos son informáticos y, por tanto, ella sabe que algo no encaja en la ecuación. No se trata de una improvisación para huir de la rutina mecánica, hay una intención oculta detrás del suicidio.

El ser humano suele ser atormentado por el yugo del pasado y la incertidumbre del futuro, dejando de vivir en el presente. Los teóricos del proyecto secreto de Devs plantean al público una pregunta: ¿Qué harías si te contasen tu día entero por adelantado?

El determinismo plantea que el porvenir es algo tan inamovible como lo que ya ha ocurrido porque, sin que nosotros lo sepamos, es algo que no podemos modificar. En la realidad ficticia que esta miniserie plantea, la tecnología ha sido capaz de actualizar el eterno miedo a la muerte a una versión 2.0 y ahora podemos observar el futuro con tanta precisión como el pasado.

Entonces ocurre que del terror de la incertidumbre pasamos al pánico por sí saber, conocer lo que vendrá se convierte en una revelación del apocalipsis personal. Durante siglos, el ser humano ha temido al no ver, escuchar, oler o tocar más allá de la vida terrenal que domina y ahora también padece lo opuesto. Demasiada claridad no solo nos ciega, además nos paraliza.

La tecnología que en Devs deja a Dios en la barrera y fuera de combate no son probabilidades ni simples cálculos, se trata de una proyección real del futuro, una apertura en la caja negra del Universo y el Tiempo. Los multimillonarios que pagan a los ingenieros informáticos sienten que son los nuevos mesías y que han desentrañado todos los secretos, mirando al Creador a los ojos y desafiando su lógica.

Devs es la recopilación visual de las teorías deterministas que anulan la libertad y afirman que cada acto es inevitable. A lo largo de sus ocho capítulos te desafía a pensar en cualquier hecho que en apariencia sea aleatorio e, inmediatamente después, te fuerza a unir los puntos que han llevado a esa situación. Veremos entonces que, por ejemplo, una caída casual fue, en realidad, un conjunto de condiciones físicas medibles y predecibles.

El porvenir es una herramienta que nos permite alterar los próximos acontecimientos

Sin embargo, hay en todo esto un resquicio amargo. Pensando que como personas no podemos huir de nosotros mismos, los deterministas caen en el engaño de olvidar lo irracional y creer que, si observamos al futuro, no haríamos nada para cambiarlo. Aunque puede convertirse en algo devastador, conocer el porvenir es una herramienta que nos permite alterar los próximos acontecimientos.

En este universo alternativo —o no tanto— que Devs plantea, el futuro tiene un límite incluso para una computadora maestra que todo lo sabe. Y ese punto final, desconocido para todos, se convierte en un instante exacto e impredecible en el tejido del destino. Es en esta brecha donde el libre albedrío juega una última baza, un impulso aletargado que despierta para cambiar las tornas. Porque quizás no todo se puede explicar.

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