Opinión

Debajo de esa mascarilla

Las mascarillas son la demostración de que el ser humano es una criatura esencialmente optimista. Consultando a distintos observadores, hemos constatado que, desde la normalización de la pandemia, hay más personas guapas por la calle que antes. La atención se focaliza en los ojos y su expresión insinuada, mientras que, con medio rostro cubierto, el resto queda impregnado de un sensual misterio. Y, en una situación así, la imaginación siempre se pone en lo mejor; lo fantaseado siempre sublima la realidad posible. Aun con una mascarilla por encima, que como un atosigante bozal nos recuerda el peligro acechante y las limitaciones que pesan sobre nosotros, siempre se tiende a soñar.