GALICIA FESTEJÓ esta semana su Día como la fiesta mayor que canta con el sentimiento del exilio Alba de Groria; las manifestaciones del nacionalismo reflejaron división. Y la intervención del presidente del Parlamento en la catedral compostelana, como representante regio, activó con su discurso algunas sensibilidades del PP triunfal, ya con Casado como líder. Todas estas supuestas plegarias al Apóstol son discursos políticos de línea plana. En este caso parece que resultó menos gris. Encontró incluso la comprensión del arzobispo en su respuesta. Santalices, presidente del Parlamento y ourensano del verso libre de Baltar, apuntó con anotaciones de sentido común los asuntos de la actualidad y del interés ciudadano. Para abrir un tiempo nuevo, no está de más que se pida perdón por la corrupción y la falta de respuesta rápida y firme o que se reconozca sobre el accidente –tragedia– de Angrois que se fue tan lentos en las investigaciones y explicaciones como los retrasos enormes con que se identificaba la Renfe bajo Franco.
Renovación
La semana dejó los primeros indicadores de la renovación del nuevo líder del PP. No van por el fondo y el tono de la intervención ante el Apóstol. Llegaron, por cierto, tras la recepción, llamémosle así, a José María Aznar en la sede del partido en la madrileña calle Génova. En esos avances, como propuesta de endurecimientos en el Código Penal, algunas muestras hay de renovación –¿ o giro?– sobre las políticas practicadas por Mariano Rajoy. Quizás Casado, si realmente no responde a las etiquetas que se le atribuyen, podría meditar/madurar algo más las líneas que anuncia. Si con buenismo no se arregla Cataluña, con gasolina tampoco. Hay demasiadas cicatrices por eso en la historia de España.
Indefinición
No todos los populares de Galicia, además del verso libre de Baltar, fueron transparentes en sus votos y en sus invitaciones a los apoyos. La pregunta es si regresa la boina y el birrete. Aunque identificar birrete y Casado pudiera parecer un exceso.
