Opinión

Un indicador de complicación

SI LAS ELECCIONES andaluzas se toman como un anticipo de lo que vendrá en otras citas electorales —parece que fue indicador válido en acontecimientos anteriores—, la fragmentación del electorado aumenta y la formación de gobiernos o mayorías se hace más compleja. La representación del centro derecha, que monopolizó el PP hasta la aparición de Ciudadanos, pasa a contar con tres grupos con representación. Es un escenario que complica la posición-definición de los dirigentes populares ante su potencial electorado. Se produce la certificación del fin de un tiempo de bipartidismo, todo lo imperfecto que se quiera pero con solo dos partidos —PP y PSOE— como opción de poder. El mapa municipal y autonómico que salga en la próxima cita de mayo obligará a una nueva cultura de pactos y traerá inestabilidad. La llegada de Vox algo le deberá a la campaña que le realizaron desde otras siglas. Esta formación cuenta con activos apoyos mediáticos y de opinión en Madrid, como forma de castigo al Partido Popular y como expresión de la polarización a la que tiende el discurso político también en España. El tiempo de transformaciones políticas que se abrió con la crisis económica continúa.

Chalecos amarillos
El vandalismo, la violencia destructora y el caos que se registró el sábado en el centro de París tuvo como autores a grupos organizados de la extrema derecha a la extrema izquierda, según opiniones de observadores. El origen, las motivaciones, de esta crisis y la salida que encuentre, no se descarta declarar el estado de excepción, interesa a buena parte de Europa. Es una subida hasta peligrosos niveles de violencia en la expresión o instrumentalización del descontento. La crisis de los "chalecos amarillos" pudiera ser un anticipo para otros escenarios.

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