Opinión

Prioridades en agenda

EN LA AGENDA del país están las payasadas de Puigdemont, que ocupa titulares, pantallas y todas las atenciones. Habría que preguntarse si ese monopolio informativo corresponde a un interés real o estamos ante un ejercicio de desinformación frente asuntos de mayor calado. Distraer la atención de lo importante.

Están también en la agenda informativa las actuales precipitaciones del Gobierno en el asunto de la investidura del presidente catalán, después de meses de inactividad o falta de iniciativa frente a la provocación: el soberanismo atizaba el fuego a una olla, que hervía y quemaba a la mayoría de la ciudadanía. El Gobierno tardó. Si quien lideró la fracasada operación frente a la convocatoria del 1-O es quien ahora lleva la iniciativa frente a la pretensión de investidura de Puigdemont, malo. Aunque no sea momento de críticas sí lo es de relevo de personajes como el ministro del Interior por sus declaraciones para impedir la entrada del político catalán huido. Pero en la agenda de este país deberían pasar a posición de atención preferente, para la vida política e informativa, asuntos como la negociación entre los dos grandes sindicatos y la patronal con la renovación de los convenios colectivos como centro. Se trata del necesario pacto entre las fuerzas sociales para asegurar el crecimiento de la economía, la ausencia de conflictividad en las empresas y en la calle, y para que se produzca la necesaria respuesta positiva al sacrificio de quienes vieron devaluados los salarios y perdieron gran capacidad adquisitiva como una de las duras medidas adoptadas, y acordadas, frente a la gran recesión.

Recuperar niveles salariales y y acordar sobre productividad parece que debiera ocupar primer plano. Es ciertamente asunto político, aunque desde la patronal CEOE, no se quiera ver con ese calificativo. Un pacto, o su ausencia, salarial es política económica y social por el impacto general.

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