Opinión

Quién convoca e inestabilidad

LA SEMANA que se cierra es un espejo perfecto de la situación política española. En horas veinticuatro, que diría Lope de Vega, se pasó de la celebración de la estabilidad para la legislatura tras la aprobación de los Presupuestos con el apoyo del PNV,a unos nubarrones tan negros como la gota fría primaveral que marca la meteorología del final de mayo: moción de censura de Pedro Sánchez y aceptación, eso parece, de la realidad de inestabilidad en la Moncloa que ocupa Mariano Rajoy, con previsión de elecciones anticipadas para otoño o para la próxima primavera.

El calendario lo marca la intensidad de las réplicas que produce el terremoto político que supuso la sentencia sobre la primera parte de la trama Gürtel. La otra vía de movimientos que refleja los nervios y la inestabilidad la marcan los apoyos con que pudiera contar la moción de censura de Pedro Sánchez y la posición de Ciudadanos. El PSOE responde que sí a la condición del partido de Albert Rivera: apoyo a la moción de censura condicionada a convocatoria de elecciones con plazo establecido. La segunda vuelta añade algo más: exigencia de Albert Rivera para que el PSOE retire su moción de censura e ir a la presentación de una nueva conjunta de socialistas y ciudadanos. Dominan los nervios.

Priman las estrategias  de los líderes y de partido sobre cualquier otro interés. Mientras, se asegura que en Moncloa se aceptó la gravedad de la situación que obliga a renunciar a prolongar la legislatura hasta su final. Sería el propio Mariano Rajoy quien llamase a los españoles a nuevas elecciones. Los manuales más elementales de estrategia de crisis, y los ejemplos van de la política a la empresa de agua mineral, aconsejan reconocer la realidad ante los mercados o ante la opinión pública por la parte dañada o perjudicada. El manual de crisis del PP no lo entendió así. Los disparos contra Pedro Sánchez no apagan el fuego.
 

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