Opinión

Responsabilidad compartida

LOS DIRIGENTES del PP han errado en la estrategia frente al problema interno de corrupción. Por lo que se deduce de las declaraciones de Rajoy y sus portavoces este viernes, como las inauditas de Fernando Martínez-Maíllo, ante la moción de censura socialista, niegan y se resisten a admitir el diagnóstico del problema. Frente al recurso a persecución y causa general contra el PP que blandió Dolores de Cospedal, habría que haber ofrecido una explicación convincente a los ciudadanos. Muy especialmente, a sus simpatizantes y votantes.

El PP se atrincheró entonces y la reacción a la primera sentencia de la trama Gürtel reafirman esta posición. Abonan el terreno para Ciudadanos. Y la inestabilidad. Las descalificaciones a Pedro Sánchez, a la moción de censura y al pronóstico de un diluvio universal no resuelven la falta de respuesta política coherente por parte de Mariano Rajoy a una situación que se agrava peligrosamente. No vale trasladar ahora la responsabilidad a la oposición. Estamos ante el mismo evadirse de las propias responsabilidades políticas como cuando se situaban en el pasado los problemas y las personas implicadas, en lo que fui huida hacia lo que estalló con la sentencia. Ni valió como muestra de regeneración ese argumentario que se puso en circulación hace tiempo que pintaba al Gobierno de Rajoy como abanderado sobre Ciudadanos.

Desde el Consejo de Europa se expresó recientemente el suspenso en la tarea frente a la corrupción. Las resistencias de Rajoy y sus dirigentes a un cambio creíble de posición frente a la evidencia forman parte de las responsabilidades que les corresponden por la inestabilidad generada —la que reflejaba ayer el termómetro del Ibex— y por las incertezas que produce un Pedro Sánchez en la presidencia del Gobierno. Los lodos que puedan venir son fruto fundamentalmente del polvo que no se quiso ver ni limpiar por parte de este Gobierno.
 

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