Opinión

Cursi

NO SOLO pueden ser cursis las señoritas peripuestas e hipersensibles o los poetas quejumbrosos. Se puede ser cursi, descamisado y con coleta. También se puede ser cursi y de izquierda, de ultraizquierda o antisistema y eso pasas con cierta frecuencia. El mismo discurso actual de la izquierda de por aquí, basado en el colegueo, el buen rollito y el todo mundo es bueno (menos los de derechas), rezuma cursilería en no pocas ocasiones. Y de entre los diputados españoles, quien se llevaría la palma de la cursilería sería Pablo Iglesias, con sus abrazos y besos a Domènech, su regalo de Juego de Tronos al rey o su reciente, sensiblera superflua y paternal carta pública, entre otras perlas.

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