Opinión

El país está cansado

EN LOS AÑOS veinte del siglo pasado Castelao captó con gran fuerza expresiva la tristeza e impotencia de los campesinos gallegos frente al caciquismo y su escepticismo ante la convulsa situación política. La desconfianza en el sistema había prendido en sus entrañas como un engendro perverso de la propia realidad.

En una viñeta de ‘Cousas da vida’ dibujó a dos paisanos, uno lee en un periódico el titular de una noticia: "El país está cansado…" y su compañero le contesta: «Pero non están cansados os políticos".

Parece un dibujo hecho para esta hora de España porque, un siglo después, aquellos paisanos son como el trasunto de los españoles de hoy, decepcionados por la inmadurez e incompetencia de los políticos de los viejos y nuevos partidos, y escépticos sobre la posibilidad de que se resuelva el bloqueo. Estamos ante caciques de nuevo cuño que actúan de forma irresponsable en nombre de ‘su democracia’.

Por eso, el país está cansado y la gente harta de estos dirigentes que, si no saben gestionar los resultados electorales, no tienen capacidad para gestionar la gobernanza de España que requiere afrontar problemas y reformas que determinarán su futuro, como son el paro y la precariedad, el sistema de pensiones, la financiación autonómica, las reformas electoral y fiscal, la enseñanza, la deuda y el déficit, mantener el rumbo económico…

La irresponsabilidad es transversal, no se salva ni uno. El presidente, arrogante, quiere gobernar solo, como si tuviera mayoría absoluta, y en lugar de tomar la iniciativa y tender puentes para buscar apoyos se limita a ‘exigir’ el voto de investidura sin ofrecer nada a cambio.

La oposición, desnortada, da una imagen demoledora peleándose en Murcia, en Madrid, en Asturias. A Ciudadanos le gusta gobernar con dos, pero no quiere reunirse con uno, al que aborrece; el líder de Podemos mendigando ministerios… El paradigma del esperpento se produjo en Madrid en un debate de investidura sin candidato, una excentricidad en las democracias occidentales. El país está cansado. Del postureo e irresponsabilidad de estos políticos que cambian la cultura de la coalición y del acuerdo por la de la desconfianza y división para defender sus intereses partidarios y personales.

Volviendo a ‘Cousas da vida’, en otra viñeta un padre moribundo aconseja a su hijo: «Eu morro, ¿sabes?, e vouche dar un consello: fuxe dos que falan de democracia». Pues eso, huyamos de los que hablan de democracia y no saben practicarla.

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