Opinión

La explicación más sencilla

Es muy saludable dulcificar un poco la vida diaria para hacer más llevadera la realidad política

EN LA NOCHE del domingo un vendaval de pesimismo soplaba en muchos rincones del país mientras los expertos trataban de explicar los resultados de las elecciones en las tertulias de televisiones y en las emisoras de radio.

Escuchando tantos análisis sesudos, me acordé de un viejo amigo que ante una situación compleja aconsejaba buscar la explicación más sencilla y, ¡eureka!, esa explicación estaba en el opúsculo que rescaté de la estantería La ley de Murphy popularizada por Arthur Bloch en este título homónimo que, basada en la propia experiencia, ayuda a entender hechos banales o trascendentes y es aplicable a la jornada electoral.

De las muchas versiones que adquirió a lo largo del tiempo esta ley implacable quédense con esta: "Cualquier situación por muy mala que sea tiene tendencia a empeorar y, de hecho, empeora".

Es el análisis más sencillo y certero de lo ocurrido en la jornada del domingo a la luz de las combinaciones que ofrecían los resultados del 28-A y las que arrojaron las urnas este domingo. Por tanto, el resultado de una situación compleja -las elecciones del día 10- siempre tiene una explicación simple en esta vieja ley murphiana que, además, provoca una sonrisa deliciosamente irónica.

Presiento que si el presidente y su asesor áulico se acordaran de Murphy no convocarían estas elecciones con tanta alegría y arrogancia y evitarían este fracaso sonoro. Pero es probable que, de acuerdo con la Teoría de Owen, en La Moncloa, como en toda organización, haya un número de plazas ocupadas por personas poco cualificadas.

Bloch recoge otras máximas que pueden esclarecer el futuro político venidero. Como el llamado Corolario de Farndick: "Después de que las cosas hayan ido de mal en peor, el ciclo se repetirá", que es un aviso a navegantes porque, sentencia la ley de Rudi, "en estas situaciones de crisis en las que la gente se ve obligada a elegir entre varias opciones alternativas, la mayor parte de las personas escogen la peor posible", cuya consecuencia es que la confusión no solo reine, también gobierne.

Con estos pensamientos apagué los receptores, me fui a la cama y, como dice José Mota, "abrazado a mi almohada, no cambio un ramo de sonrisas por un manojo de preocupaciones". Es muy saludable dulcificar un poco la vida diaria para hacer más llevadera la realidad política porque, según el principio de Gattuso citado por el mismo Bloch, "nada es tan malo nunca que no pueda empeorar". Vendrán tiempos peores.

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