Opinión

Credibilidad, la justa

Hay más anormalidades que la climática, que no dejan de ser invierno puro y duro. Hay más ruido que nueces o, toma refrán, una cosa es predicar y otra dar trigo. La apertura de caminos no anunciados o el desandar los que se decían técnicamente justificados y trazados no generan precisamente confianza. Apuntemos algunos indicadores en un laberinto cargado de más gestos que realidades. Hay que reformar el Código Penal para adaptarlo a los tiempos, que incluye los condenados en el procés aunque no se diga. Se reabre el paritorio de Verín a pesar de que las razones técnicas aconsejaban cerrarlo hace unos meses, pero como la sanidad es el eje de la oposición a la Xunta de Feijóo, en año electoral se le da la razón a la presión opositora. Quedan muchos meses todavía. Se salta desde un ministerio gubernamental a la Fiscalía General del Estado, con un currículum impecable, nadie lo discutió, pero con una falta de estética —¿ética política?— absoluta; Pedro Sánchez va a Davos a decirle al capitalismo puro y duro que aquí no pasa nada, que estén tranquilos e inviertan en España, aunque la socialdemocracia se haya aliado con la izquierda alternativa para llegar al poder. ¿Todo seguirá igual para el capital? Una representante del Gobierno amenaza con el 155 a Murcia, donde gobiernan las derechas, por un lío organizado a tiempo sobre permisos paternos para actividades escolares, cuando la prudencia era la norma con ese artículo para aplicarlo a la Generalitat catalana. O, para mayor entretenimiento y abrir una polémica más que alimentará el discurso dominante, la Real Academia de la Lengua emite informe para decirle a la vicepresidenta Carmen Calvo que el español de la Constitución es perfecto. ¿Quién lo dudaba? 

Por A Mariña lucense y por toda Galicia se esperaba de los primeros consejos de ministros la tarifa para la industria electrointensiva, es decir, para que puedan competir en igualdad de condiciones con países del entorno europeo, pero el Consejo de Ministros tiene tareas más urgentes. Feijóo se cabrea, y parece que con razón, por los incumplimientos del Gobierno en cuestiones dinerarias con Galicia. Lo más llamativo es esta forma demagógica de ejercer la política y llevar al extremo en la acción gubernamental el partidismo: la respuesta de la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno sobre los dineros gallegos pendientes. Es una cuestión del año pasado y además no le aprobaron los Presupuestos a Sánchez. No lo mejora en un mitin.

Empieza mal el asunto, se multiplicarán las prédicas para alimentar el circo mediático y entretener al personal mientras se reduce el trigo hasta para la llegada del Ave a Ourense.

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