Opinión

Nos olvidaron

Magis Iglesias enmienda una injusticia con Fuimos nosotras, las primeras parlamentarias de la democracia (Debate). Rompe un silencio inexplicable. María Victoria Fernández España (Totora), Nona Inés Vilariño o Elena Moreno son mujeres gallegas. Las ignoramos al volver sobre la transición, en el cuarenta aniversario de la Constitución. Hicieron historia. Dieron saltos en el cambio social, aunque no hay memoria para ellas. "Nos olvidaron". Lo explicó con estas dos palabras Nona Inés Vilariño, una mujer valiente: léase su testimonio personal, que muestra una sociedad miserable y machista. Inhumana. 

Estas mujeres, con su participación en la política y en las instituciones, rompieron moldes en una actividad, a derecha e izquierda, de hombres. 

Participé en ese olvido, cuando coralmente escribimos que "los periodistas estábamos allí". Estaba allí, lo recuerdo con claridad, cuando Totora transmitía felicidad a todos, también a los dos o tres periodistas presentes y partícipes en la festiva celebración en la presidencia de las Cortes, la tarde calurosa del 28 de junio de 1979. Antonio Rosón y los parlamentarios gallegos entregaban el proyecto de Estatuto que habían aprobado en Santiago dos días antes. Sí, era una jornada histórica, aunque luego fuese fallido aquel «borrador». Estaban estas diputadas gallegas. Totora fue siempre libre, hasta para el adiós a Fraga, cuando el político de Vilalba no tuvo la valentía de pedir el sí en el momento del referéndum de la Otan, aunque el voto afirmativo representase un servicio a Felipe González. Se impuso el sectarismo. Creo que hay menos motivos para que nos sorprenda ahora el conservadurismo inglés y su brexit, que la indefinición de Fraga ante la Otan. 

Fue bonito el acto en Vigo, con Fuimos nosotras en el centro. Activó la memoria de quien contaba aquella actualidad. Regresaron, entre mayoría absoluta de hombres, las imágenes de aquellas pocas mujeres que nos representaban democráticamente. 

No me consta que hubiese algún testimonio de honra institucional para con estas gallegas, las que nos tocan directamente, diputadas en la primera legislatura democrática. Le correspondería al Parlamento de Galicia. Primó el gris al celebrar los 40 años de Constitución. 

Somos un país sin memoria: la creamos, no la recuperamos. Lo dice muy claro Andrés Trapiello. Cuando, tras la transición, pensábamos que iban a cicatrizar las heridas, llegaron al poder quienes "legislaron no para resarcir a las víctimas, sino para reescribir la historia". Los "excesos de memoria" son nocivos, según Nietzsche. No fue esa la posición de las primeras parlamentarias de la democracia. "Me pareció una figura impresionante", dice Nona cuando recuerda la entrada de Dolores Ibárruri, del brazo con Rafael Alberti, en el Congreso, en la sesión constitutiva de la democracia. Era la Pasionaria, la voz atronadora en La Pirenaica, que desde niña Nona escucha en su casa de Ferrol. El PCE de Radio España Independiente, "la única emisora sin censura de Franco". Nona ve allí, en el hemiciclo, la belleza y la elegancia de estos dos comunistas. Recuerda la paloma del poeta, el vestido y el peinado de la Pasionaria y no el odio que alimentaron durante décadas.

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