Opinión

Espectáculo, no

EN UN país donde prevalece la maquinación, el tejemaneje y la demagogia del "todos contra todos", con tal de enredar antes que resolver, tampoco pueden esperarse muchas excepciones de prestancia y cordura, pero aun estando la Justicia enfilada por el ciudadano, sobre todo por su pachorra funcional, nada hacía sospechar que la más alta instancia de la Magistratura se agujerease, lo que alimenta decepciones y aviva el peligro de que la democracia bien ganada acabe en su esencia convertida en jirones. Impartir equidad a gusto de todos no solo es difícil, es imposible, pero ha de rehuirse el espectáculo, dirimiéndose en parámetros de discreción y seriedad, los que debieran marcar la actuación de cualquier tribunal, y más si se trata del Supremo. Es lo único que la faltaba al populismo, incluido el del presidente del Gobierno, para echar más leña al fuego, avivando la mecha hasta no se sabe dónde, porque una vez que se tiene la presa, no la sueltan así como así. Dando pie, por añadidura, a que instancias jurídicas externas, ya de por sí recelosas con los jueces españoles, ideen más argumentos con los que ahondar en el desprestigio que persiguen. Un desastre.

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