Opinión

Guardia Civil

EN OTRO tiempo la Guardia Civil fue en pueblos y aldeas a veces temida, pero siempre apreciada e indispensable para la seguridad y tranquilidad del vecindario. Con el tiempo, muchos cuarteles, los ubicados en sitios menos poblados, fueron desapareciendo en aras de la concentración, so pretexto de una mayor operatividad. Pero se perdió algo tan primordial como es la proximidad.

Ahora, Interior vuelve a las andadas con nueva planificación. Como habrán leído en este periódico, una veintena de demarcaciones en la provincia, con menos de cinco guardias, desaparecerán, y otras corren riesgo de hacerlo posteriormente, afinando la criba. Ignoro si la ocurrencia obedece a un estudio cabal y ajustado o, como se sospecha, a un proyecto cuadriculado, de despacho; una entrada a saco basada en la frialdad del número y no en coyunturas estratégicas, humanas y sociales de cada zona.

No es lo mismo aplicar el tijeretazo en un territorio de Castilla que en Lugo, con miles de núcleos de población diseminados. Ya no habrá agentes patrullando corredoiras, con lo cual la inseguridad está más que asegurada. En una palabra, quieren ahorrar, no mejorar.

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