Opinión

Más culpables

LA TRAGEDIA de Tui, como bien se sabe, fue de extrema gravedad, pero la gran explosión pirotécnica pudo haber desatado una mayor masacre, de resultas impredecibles, con ruinas personales y materiales de alcance incalculable. El gran culpable es sin duda el dueño de la red de polvorines encubiertos, por imprudente y negligente, pero se aprecian otras irresponsabilidades colaterales no lo suficiente matizadas, como es la falta de control por parte de las autoridades, municipales y gubernativas.

¿Cómo es posible que pudiese ignorarse su ubicación, siendo como debía de ser de dominio público tan copiosa abundancia de componente explosivo? ¿Por qué no lo advirtieron los sabedores de ello, que no debían de ser pocos? Pero aun fallando la cooperación vecinal para denunciarlo, en perjuicio de los propios residentes, como se ha visto, ni eso justifica la pasividad de quienes tienen encomendado el deber de velar por la seguridad de la población. No es el primer desastre en este tipo de polvorines, incluso legalizados, casi siempre debido a imprudencias. ¿Cuántos clandestinos quedan?  Se sabrá cuando ocurra la próxima desgracia, antes de lamentarlo.

Comentarios