Opinión

Mentirosos

SON TANTOS y variados los casos de corrupción política que el españolito de a pie está hasta el moño de todo lo que le cuentan al respecto, sin saber a qué atenerse. Lo único que no admite duda es que los actores del serial, en menor o mayor grado, son unos mentirosos de tomo y lomo, que ayer dijeron una cosa, hoy dicen otra y mañana lo que más convenga para enredar, con tal de salvar el pellejo. Alguna vez, es mucho suponer, dirán la verdad, pero como no se sabe cuándo, no es posible saberlo ni deducirlo. A todo esto, siempre es más el ruido que las nueces. Las acusaciones y contraacusaciones van macerándose en la inconsistencia, no porque no sean ciertas, que algunas lo serán, sino porque se necesitan pruebas que lo acrediten. Nadie deja pruebas, y la palabra de uno contra la de otro, si no hay constancia escrita o verbal, de poco sirve, con el añadido de que son casi siempre fechorías prescritas por la lentitud de la Justicia. Todo es tan enrevesado que las defensas siempre podrán utilizar argucias que hará difícil, cuando no imposible, demostrar nada. Lo más indignante es que nadie devuelve nada de lo afanado, y lo demás se sustancia en fuegos de artificio.

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