POR lo que se aprecia, si no es engañoso, desde la incorporación de su nuevo jefe, la Policía Local de Lugo asoma tímidamente su presencia en la calle, tras el letargo que la mantuvo confinada en las instalaciones de Montirón, tanto por desorganización operativa, en la que tuvo mucho que ver la alcaldía, como por luchas internas que contribuyeron a corroer su funcionalidad. Pero es una insinuación externa insuficiente, que requiere de alguna manera retroceder a tiempos pasados, cuando la presencia de agentes en toda la ciudad era palpable, como lo requiere la demanda ciudadana por tratarse de un servicio público necesario. Siendo como es muy caro, hay que sacarle partido y rendimiento, y más una vez que se produzcan nuevas incorporaciones en la plantilla tras el tsunami de jubilaciones. Sobre todo es también necesario, como ha reclamado el PP, desdoblar la sede, estableciendo nuevas dependencias en la zona norte de la capital, como podría ser, y así lo proponen los populares, en el centro sociocultural que se habilita en A Piringalla (¿o ya no?), en la desechada edificación nacida para biblioteca, lo cual favorecería la proximidad y operatividad ante el ciudadano. Para eso paga.
