El día 12 de noviembre, en la renovada Oficina do Peregrino de Santiago se entregaba la compostela número 438.307, una cifra que parece que no tiene nada de particular, pero que en realidad supone batir el récord de peregrinos del año 2022 (Año Santo) y, consecuentemente, de la historia de la peregrinación moderna a Santiago. Es la última constatación de que al fenómeno Xacobeo reinventado por la Administración Fraga en 1993 todavía le queda, treinta años después, mucho recorrido.
Entre advertencias de masificación y los primeros movimientos, todavía tímidos, contra la saturación de peregrinos en determinados tramos y localidades, el Camino de Santiago mantiene su tirón como fenómeno turístico y espiritual, convertido además en un auténtico dinamizador económico de la Galicia vaciada. Antes de terminar el año, con datos oficiales de la Oficina del Peregrino, se habían entregado ya más de 445.000 compostelas, una cifra jamás vista pese a que el el 2023 que ahora termina no es Año Santo, como sí lo fue 2021-2022.
Existen, además, algunos otros datos que resaltan la importancia del Camino, como el aumento en un 30% de los peregrinos extranjeros, que ya representan más de la mitad del total. La otra buena noticia para Galicia es la progresiva desestacionalización del Camino de Santiago, con meses como septiembre y también octubre en cifras históricas . Esta desestacionalización, un viejo anhelo de la Administración gallega, responde fundamentalmente a dos factores: evitar la propia masificación de los tramos finales de las distintas rutas, sobre todo el Camino Francés, en los meses de verano; y eludir también las altas temperaturas y las olas de calor cada vez más frecuentes. Un cóctel que, indirectamente, beneficia la estrategia de convertir la ruta jacobea en polo de atracción de caminantes todo el año.
España sigue siendo el país que más aporta (sobre todo Andalucía, Madrid, Valencia y Cataluña, las comunidades más pobladas), pero tras los peregrinos autóctonos se sitúan ya los de Estados Unidos (famosos por su alta capacidad de gasto), seguidos de los de Italia, Alemania, Portugal, Francia, Reino Unido y México. Pero también llegaron caminantes de lugares tan remotos como las islas pacíficas de Vanuatu o Tuvalu, prácticamente en las antípodas gallegas.
Ahora, cerrado un 2023 excepcional y que sirvió para conmemorar los 30 años de la declaración del Camino de Santiago como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, la Xunta ya piensa en clave de futuro. En concreto, diseña un Plan Director de los Caminos de Santiago 2022-2027 que incluye una hoja de ruta con un centenar de acciones destinadas a mantener, conservar y promocionar esta ruta con más de 141 millones de euros de presupuesto. Todo, con el objetivo de que el próximo Xacobeo, en el año 2027, siga batiendo marcas y confirme que el Camino de Santiago es un fenómeno social, cultural, turístico, espiritual y económico sin techo.
Un fenómeno que, además, tiene un efecto tractor sobre el resto del sector turístico, ya que las distintas rutas jacobeas son muchas veces la puerta de entrada a Galicia de peregrinos que, una vez conocen el terreno, cambian después la mochila por la maleta y regresan a la comunidad para un turismo más 'convencional'. Esa realidad es la que permitirá al sector turístico gallego cerrar el presente ejercicio con cifras jamás vistas de pernoctaciones, visitantes o ingresos. Pero también la que lleva tiempo alentando un debate que empeza a agitarse en algunos contextos: ¿Tiene Galicia capacidad para soportar más de 6 millones de turistas anuales?
Porque si en algo coinciden la mayoría de las voces expertas es en que el potencial turístico gallego está todavía muy lejos de su techo, especialmente por su condición de 'refugio climático' que empieza ya a convertirse en el mejor slogan promocional de una tierra que tiene agua dulce y temperaturas soportables en lo más duro del verano. Un tesoro.
Diez años del Alvia: fin del mayor juicio de la historia gallega
Si el considerado Xacobeo moderno cumplió este 2023 tres décadas tras aquel experimental Año Santo del Pelegrín en 1993, otro episodio histórico en Galicia también estuvo de triste aniversario este verano: el accidente del Alvia. La mayor tragedia ferroviaria de la democracia española, con 80 muertos y 145 heridos, cumplió diez años el pasado 23 de julio y, apenas unos días después, terminaba el juicio por el caso, el mayor proceso judicial de la historia de la comunidad, con más de 700 personas implicadas y celebrado en la Cidade da Cultura.
Sin embargo, aunque el proceso terminó este año, la esperada sentencia, con el maquinista monfortino Francisco José Garzón Amo y el exresponsable de seguridad de Adif, Andrés Cortabitarte, en el banquillo, tendrá que esperar casi con toda seguridad a 2024, pese a que las voces más optimistas la auguraban ya para el otoño.
En todo caso, el pesimismo cunde entre los afectados por la tragedia, que desde el principio denunciaron que toda la maquinaria del Estado se puso a trabajar con el objetivo de eludir las responsabilidades políticas del siniestro. Y, de hecho, enmarcan en esa estrategia la noticia que surgió este 2023 el pleno proceso judicial: la retirada de la acusación de la Fiscalía al exresponsable de seguridad de Adif, Andrés Cortabitarte, dejando expuesto al maquinista como único responsable por la vía penal. Y a ese giro de guion en pleno juicio se le sumó, ya en la recta final del año, un nuevo varapalo para las víctimas: el Tribunal Supremo (TS) desestimó el recurso de la Asociación Plataforma Víctimas del Alvia que cuestionaba la independencia de los miembros de la comisión de investigación que analizó el siniestro, lo que cierra la puerta a realizar una nueva indagación de los hechos.
Ante esta batalla desigual, las víctimas ya esperan la sentencia del juicio con cierta indiferencia y se aferran a la Justicia europea y las instituciones comunitarias como última opción para que se asuman las responsabilidades políticas por el accidente.
Reyertas nocturnas: dos jóvenes muertos a cuchilladas
Aunque la resolución del crimen de Elisa Abruñedo posiblemente haya sido una de las grandes noticias de la crónica de sucesos gallega de este año, no hay que olvidar una triste coincidencia que hace que 2023 empiece y acabe igual: con un joven acuchillado hasta la muerte durante la movida nocturna. Una problemática, la de la violencia callejera, que siempre estuvo ahí, pero sobre la que empiezan a llamar la atención las fuerzas del orden, los sociólogos y los vecinos que sufren esta conflictividad.
Con la estadística oficial de criminalidad en la mano, es innegable que Galicia sigue siendo una comunidad segura y está entre las cinco con menos delitos del país. Pero no es menos cierto que en el último año hubo grandes reyertas urbanas en las noches de copas en Ourense, Lugo, A Coruña y Santiago. Fenómenos que, aunque puntuales en el tiempo, debido a su mayor intensidad acabaron con consecuencias fatales. No había pasado ni una semana de 2023 cuando el joven dominicano de 31 años Gregory Furcal fue cosido a puñaladas por dos jóvenes colombianos a las puertas de una discoteca de Santiago. Y no faltaba ni una semana para terminar el año cuando el joven peruano Yoel Quispe, de solo 22 años, sufrió la misma suerte en la noche coruñesa, cuando fue apuñalado mortalmente en abdomen y corazón por alguien que todavía está en búsqueda por la Policía.
En una Galicia que todavía recuerda el crimen homófobo del joven Samuel Luiz en una noche de verano coruñesa de 2021, ambos sucesos volvieron a poner el foto en la inseguridad ciudadana en las ciudades y en la falta de medios policiales para atajar algunos problemas de convivencia, como las peleas multitudinarias, las agresiones grabadas para convertirlas en ‘virales’ en internet y las propias reyertas entre bandas con arma blanca.
Villa de Pitanxo: aparece el barco, pero ningún cadáver
El 3 de junio, los equipos de exploración a bordo del buque Ártabro lograban dar con el pecio del pesquero gallego Villa de Pitanxo, que naufragó en Terranova en febrero de 2022 con solo tres supervivientes de 24. Aunque los robots no vieron ninguno de los 12 cadáveres aún desaparecidos, el hallazgo es importante de cara a la investigación judicial por la mayor tragedia del mar gallego en este siglo.
Ana Baneira: final feliz tras cuatro meses detenida en Irán
La activista coruñesa Ana Baneira Suárez saltó a la primera plana de los periódicos a finales de 2022, cuando fue arrestada por el régimen de Irán en noviembre. Cuatro meses después, el 25 de febrero de este año, se confirmaba su liberación tras un trabajo de la diplomacia española. Baneira fue detenida en el marco de las protestas y las marchas tras la muerte de Masha Amini en Irán, aunque ella dice que no tuvo nada que ver.
