El gran Gatsby, el gran Meaulnes
Pobres amantes de Florencia
Handke, te lo dije
Escritura y afonía
Escritores y lluvias
Costa Figueiras, un cielo ignorado
Ana María Matute en la isla Trinidad
Pessoa es como el caldo gallego
Todas iban a ser reinas
Hablando con Nessie sobre Stevenson
Cunqueiro, la carroza fantasma
Tristan Cobière, borracho en su balcón
Discutía con Pichi sobre John Fowles
Ian Rankin a través del whisky
El Aliento de Christina (Rosseti)
Pensaba en Carelia y en Södergran
Busqué a Kawabata en Kioto
Mi tía de Chantada me regaló unas acciones y como no soy un experto en Bolsa me las fundí en un viaje a Japón
Mário Cesariny, festín en Elsinore
Deberíamos hacer caso a Mário Cesariny cuando nos invita a Elsinore para quemarnos. Al castillo donde Hamlet vivió sus inquietudes, se preguntó por la vida y la muerte, amó extrañamente a Ofelia, le sacó los colores a su madre, habló con espectros, reflexionó sobre teatro, habló con calaveras que fueron cabezas de mujeres hermosas.
Zorba y la diosa de las serpientes
Jaureguizar me dijo que le hablara de la Diosa de las Serpientes de Creta. Estoy en un bar de Mátala, veo las cuevas donde vivían los hippies, y pienso en las epifanías de la Diosa que vi en estos días. Pienso en las horas que pasamos en el Museo Arqueológico de Heraklion.
William Blake, maldito en Londres
Veía a una china arrodillada ante la lápida de William Blake, me quedaba impresionado. Poco antes, en Salamanca, leía de nuevo Las bodas del cielo y el infierno y sentía todo lo memorable de ese libro.
Silvia Plath, invitada a un aquelarre
Entro en el pub Queens Larder, en el barrio de Bloomsbury. Está en un callejón que da a la plaza de la Reina. Enfrente está la iglesita de San Jorge, una mañana se casaron allí Silvia Plath y Ted Hughes. La iglesia está ahora convertida en una cafetería, es todo un símbolo.
Sí, Walt Whitman, tú tenías razón
"Tenías razón en crear el mito de América como algo original, como el empezar de nuevo, el romper todos los prejuicios, el pasado, las clases, en imaginar América como la tierra de la libertad y las oportunidades, la tierra sin ligaduras, era solo un mito, era un sueño, pero tú tenías razón en cantarlo"
Sam Savage, la rata romántica
Y ahora vas y te mueres, menuda faena, después de publicar tu primer libro a los 66 años, aunque de eso no tienes culpa, claro, la tiene el sistema editorial vigente, los editores que solo quieren ganar dinero seguro y no miran nada, ni se enteran de nada.
Ven conmigo, Andreiev
Antonio Costa convida a Leonid Andreiev a xantar en Chantada para celebraren a vida aos cen anos do seu pasamento.
Dos mujeres con sombrero
"Lempicka pinta a todos con sus costumbres libres, sus gustos bisexuales, sus coches. Pinta mujeres en actitudes lesbianas con los ojos sensuales. Casi siempre se inclinan a un lado, nunca miran al público. No podremos sujetarla"
Los dioses cursis
Nos la roban y encima la adulteran y la machacan, la manosean a su modo. Lo convierten todo en cursilería para ricos. Durante siglos entraba todo el mundo en las catedrales. Y de pronto hay que pagar, la catedral es solo para los que tienen dinero
Un tango en el antiguo Egipto
Sueños chinos
La literatura se nutre de sueños. Y si es literatura realista es porque da a la realidad la intensidad del sueño. La realidad normal es mentira, está falseada por las normas, y la literatura descubre lo que hay tras ella. Los chinos tuvieron el taoísmo y en él se basaron todos los sueños de la literatura y la pintura