"El debate no es cuántas horas se trabaja, sino cómo se trabajan esas horas"

Teletrabajo, semanas laborales de 4 días o de 32 horas... La flexibilidad se abre paso frente al presencialismo. César Martín, presidente de la Comisión para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe), recuerda que lo relevante es combinar trabajo eficiente con una "cultura de cuidado de las personas"
César Martín Izquierdo, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe). EP
photo_camera César Martín Izquierdo, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe). EP

Expertos del Ministerio de Trabajo proponen reducir la jornada laboral a 32 horas antes de 10 años. ¿Es posible implantarla manteniendo productividad y salarios? 
Existe consenso en afirmar que trabajar más horas no implica necesariamente producir más. El debate importante no es tanto cuántas horas se trabajan sino cómo se trabajan. La mayoría de las empresas tienen el reto de trabajar de forma más eficiente, mientras que la mayoría de los trabajadores estarían encantados de trabajar mejor. Y mejor no significa necesariamente trabajar menos horas, sino poder hacerlo con una mayor flexibilidad, de manera que el trabajo no interfiera negativamente en su esfera personal. Parece evidente que habría que apostar más por una cultura empresarial que prime el cumplimiento de objetivos frente al presentismo. La mayoría de los países de nuestro entorno trabaja menos horas que nosotros, siendo su productividad mayor. Incluso en España, siendo cierto que la jornada ordinaria suele ser de 40 horas semanales, lo que equivaldría a una jornada anual de 1.826 horas, en la práctica la jornada media anual en los convenios colectivos es de aproximadamente 100 horas menos. Adicionalmente, hay aspectos, como el desarrollo de la inteligencia artificial, que seguramente provoque cambios importantes y que puede contribuir a que podamos trabajar menos horas. 

Una encuesta de la consultora de empleo Hays revelaba que apenas el 5% de las empresas se plantea la jornada de 4 días, por ejemplo. 
Es comprensible que, de primeras, una medida de este tipo genere reticencias. Al igual que ocurre con otras como el teletrabajo, no podemos pretender que sea la panacea o una solución única para todas las empresas. Lo más importante no son las medidas de conciliación, sino que la compañía tenga una cultura de cuidado de las personas. Antes de implantar cualquier medida, una compañía debería analizar su viabilidad, preguntar a su plantilla y, posteriormente, tratar de conciliar las necesidades organizativas con las de conciliación. Y, una vez que se implante, realizar un seguimiento para medir la satisfacción de los empleados y el retorno de la inversión, ya que probablemente impactará en la rotación no deseada, el absentismo, la conflictividad laboral, la marca como empresa empleadora... Con esa información, estoy convencido de que más empresas apostarían por políticas de flexibilidad.

Trabajar mejor no significa necesariamente trabajar menos horas, sino poder hacerlo con una mayor flexibilidad"

La coordinadora de esta Time Use Inititative, Marta Junqué, calcula que mejorar el descanso podría aumentar entre el 1% y 2% del PIB. 
Desde Arhoe no hemos realizado un estudio específico, pero esos resultados coinciden con los de otros expertos en la materia. Está más de que demostrada la correlación entre un adecuado descanso y su impacto positivo en la productividad, y parece claro si atendemos a los datos que indican que España es uno de los países de Europa con menor productividad y los españoles los que menos horas dormimos, junto con los italianos. 

La propuesta va vinculada a una ley de usos del tiempo que, además, aboga por compactar la pausa del mediodía y adelantar el cierre de las tiendas y el prime time de la televisión. ¿Habría que repensar incluso algunos hábitos de vida? 
Por supuesto. Es evidente que la mayor parte de la ciudadanía no está satisfecha con su conciliación y que un uso más racional e inteligente del tiempo en las dimensiones social –por ejemplo, anticipando el prime time, que dificulta el descanso–, laboral –a través de la flexibilidad horaria– y personal –con un uso responsable de la tecnología o apostando por la corresponsabilidad–, ayudaría enormemente a revertir la situación.

¿Y qué hay del huso horario? 
Desde Arhoe llevamos 20 años luchando para que España regrese al que le corresponde, el de Greenwich, y apostando por la supresión del cambio de hora, estableciendo permanentemente el horario de octubre –mal llamado de invierno–. Amaneceríamos con más luz en época invernal, lo cual favorecería un despertar más natural y una incorporación más activa a las diferentes actividades, lo que repercutiría positivamente en la productividad laboral y el rendimiento escolar. Y permitiría anticipar las horas de alimentación y sueño, por lo que dormiríamos más, con la consecuente mejora de la salud y calidad de vida.

España es uno de los países de Europa con menor productividad y los españoles los que menos horas dormimos"

¿Resiste tras la pandemia la flexibilidad que otorga el teletrabajo? 
Parece que la pandemia ha evidenciado la importancia que tiene el tiempo y la óptima utilización del mismo en nuestra vida, también en la profesional. Aunque numerosos estudios recientes hacen referencia a un descenso del teletrabajo en España tras la pandemia, creo que dicho descenso se explica por la confusión entre el trabajo en remoto por motivos sanitarios y el teletrabajo propiamente dicho, ya que existen numerosas diferencias entre ambos, empezando en la obligatoriedad del primero frente la obligatoriedad del segundo. Por supuesto, siempre habrá limitaciones en su implantación en ciertos puestos, empresas o sectores, ya que algunos servicios no pueden prestarse en remoto. Lógicamente, España tiene una tasa de implantación por debajo de la media europea, debido, entre otros motivos, a la prevalencia en nuestra economía de sectores como el turismo, el comercio o la construcción. Sin embargo, en aquellas empresas en las que sea posible su implantación acabará imponiéndose. Cada vez más empleados demandan flexibilidad temporal pero también espacial, y se está convirtiendo en un elemento clave a la hora de fidelizar o atraer profesionales. 

¿Ha funcionado su regulación? 
Ha sido un paso positivo pero claramente insuficiente, y la evidencia es la escasa aplicación de la norma. Creo que no ha contentado a las empresas, que a veces tienen que limitar el trabajo en remoto a menos del 30% para evitar el abono de los gastos asociados, ni tampoco a los trabajadores, ya que exige que el trabajo a distancias se desarrolle en el lugar acordado y dentro del horario pactado con la empresa, lo que impacta negativamente en su autonomía y flexibilidad. 

¿El registro horario obligatorio de los trabajadores ha sido eficaz? 
De nuevo es una medida que, siendo su espíritu muy loable, no ha contentado a casi nadie. Primero, por obviar soluciones reguladas para determinadas profesiones, como las de tipo comercial, en instalaciones del cliente o el trabajo en remoto. Y además, porque la norma penaliza precisamente a las empresas que apuestan por la flexibilidad. El resultado ha sido el cumplimiento normativo solo a nivel formal para evitar sanciones.

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