Una ruta jacobea por A Mariña de Lugo y otras tres históricas por descubrir
El Camino Norte es el único recorrido oficial que transcurre por esta comarca de Lugo, pero existen hasta otros tres que tienen su historia: el Camino del Mar, la Vía Rexia del Norte y el Camino Nordés
La comarca lucense de A Mariña se ha convertido en un punto estratégico para los peregrinos que buscan alcanzar Santiago de Compostela a través de diversas rutas jacobeas. El Camino Norte, única vía oficialmente reconocida que recorre esta zona, comparte territorio con otras tres rutas históricas: el Camino del Mar, la Vía Rexia del Norte y el Camino Nordés. Cada una de estas rutas ofrece a los caminantes experiencias únicas para descubrir los paisajes costeros y de interior de esta comarca del norte de Galicia.
Los peregrinos han dejado su huella durante siglos en estos caminos, trazando rutas que, aunque con distinto reconocimiento oficial, permiten explorar A Mariña paso a paso. El Camino Norte, con su doble itinerario por Ribadeo o Trabada, se erige como el trazado principal, mientras que alternativas como el Camino del Mar ganan popularidad entre quienes buscan disfrutar del litoral cantábrico en su viaje hacia Compostela.
El interés por estas rutas no ha dejado de crecer en los últimos años, con asociaciones y entidades locales trabajando para conseguir mayor reconocimiento y mejorar la señalización de algunos tramos que aún presentan deficiencias.
El Camino Norte: Patrimonio de la Humanidad con dos variantes
El Camino Norte destaca como la única ruta jacobea oficialmente reconocida que atraviesa A Mariña, ostentando además la distinción de Patrimonio de la Humanidad desde 2015. Este trazado sigue la estela de los peregrinos medievales procedentes del País Vasco y Asturias, quienes bordeaban la costa cantábrica en su peregrinación hacia Santiago.
La peculiaridad de esta ruta en su paso por A Mariña reside en sus dos variantes. La primera entra en Galicia por Ribadeo desde La Caridad (Asturias) y continúa por Barreiros, recorriendo las localidades de Vilamartín Pequeno, Vilamartín Grande, Gondán y San Xusto, antes de proseguir hacia Lourenzá. La segunda variante, más interior, penetra en Galicia desde Vegadeo hasta Ría de Abres, en el municipio de Trabada, tras bordear la ría de Ribadeo. Desde ahí, el camino abandona Trabada por Muín Queimado, asciende hasta el Alto da Cadeira en Lourenzá —con parada obligada en la Fortaleza de Tovar— y se dirige a Mondoñedo.
Esta doble opción permite a los peregrinos elegir entre el disfrute de paisajes costeros o adentrarse en la Galicia interior, adaptando su experiencia a sus preferencias personales.
El Camino del Mar: la ruta costera en busca de reconocimiento oficial
Otro de los itinerarios de peregrinación con creciente popularidad es el Camino del Mar. Aunque carece del reconocimiento oficial por parte de la Xunta de Galicia, cuenta ya con la oficialidad eclesiástica y disfruta de un respaldo político significativo, como demuestra el acuerdo unánime aprobado por el Parlamento gallego en 2010 para su reconocimiento.
Este trazado presenta una característica que lo hace especialmente atractivo para los amantes del litoral: discurre por todos los municipios costeros de A Mariña, desde Ribadeo hasta O Vicedo. Esto permite a los caminantes conocer joyas naturales como las playas de Barreiros o sumergirse en la historia del casco antiguo de Viveiro.
El profesor de Historia de la Universidad de Oregón, Dave Whitson, uno de los principales promotores de esta ruta, recomienda a los peregrinos "caminar con un GPS", ya que aunque reconoce que la señalización "ha mejorado mucho" en los últimos años, aún presenta deficiencias en algunos tramos.
La Asociación Amigos del Camino del Mar continúa su labor de divulgación y lucha por el reconocimiento oficial por parte de la Xunta de Galicia. Como parte de esta estrategia, organiza anualmente una peregrinación que recorre municipio a municipio toda la ruta. Los ayuntamientos de la zona también apuestan por promocionar este camino dentro de su oferta de turismo sostenible y de calidad.
La Vía Rexia del Norte: conectando con el Camino Primitivo
La Vía Rexia del Norte representa otra de las alternativas para los peregrinos que recorren A Mariña. Esta ruta, que ha sido objeto de varios intentos de promoción, parte del municipio asturiano de Vegadeo y, al llegar a Ría de Abres (Trabada), se separa del Camino Norte para seguir por San Tirso de Abres (Asturias) antes de regresar a Galicia por A Pontenova.
Desde allí, continúa por Riotorto, Meira, Pastoriza, Pol, Castro de Rei y Lugo, donde finalmente confluye con el Camino Primitivo. Un dato que aporta valor histórico a esta ruta es su antigüedad, ya que está datada en 1240, lo que la situaría entre las rutas más antiguas de la provincia de Lugo.
Este camino ofrece a los peregrinos una experiencia que combina paisajes de la costa cantábrica con la Galicia interior, permitiendo descubrir localidades menos conocidas pero de gran valor cultural y paisajístico.
El Camino Nordés: la ruta más desconocida del occidente mariñano
El Camino Nordés se presenta como la ruta jacobea menos conocida de las que recorren A Mariña. El investigador Antón Pereiras, natural de Muras, es el principal impulsor de este trazado que atraviesa la zona occidental de la comarca.
Según explica Pereiras, "Jesús Noya, que fue cronista oficial de Viveiro, se refería a este trazado como vía marítima del Camino Francés. En la Edad Media, Viveiro tenía mucha relación con el litoral francés; además, sabemos que en la plaza Pastor Díaz y en Celeiro había un hospital de peregrinos. Son evidencias".
El trabajo por la oficialización de esta ruta implica también a la comarca de Terra Chá, ya que el camino medieval salía de Vilalba por A Magdalena para entrar en Xermade, donde se cruzaba con el camino real que conectaba Mondoñedo con Ferrol. El recorrido atraviesa también el municipio de Ourol.
Una peculiaridad de esta vía es que contaba con dos trazados diferentes en su tramo más septentrional: uno que avanzaba hacia Viveiro por Galdo y otro que bordeaba Arredoada. Ambas variantes confluían en la parroquia de Landrove, junto a un puente que cruza el río Landro, para llegar finalmente al casco urbano de Viveiro.