En un país de fútbol, ¿por qué el pádel ha conquistado España?

Practicando pádel

Es un hecho: el pádel se ha convertido en el nuevo deporte rey, superando incluso al fútbol en popularidad. Un dato: el número de jugadores federados ha aumentado un 175% desde 2012, superando las 100.000 licencias. A día de hoy, se estima que más de 6 millones de personas practican pádel en España.

Cada vez más protagonista en plataformas de apuestas deportivas, ¿cómo ha logrado este deporte, originado en México en los años 60, conquistar un país donde el fútbol siempre ha reinado?

Un deporte que cualquiera puede dominar (o al menos disfrutar)

Lo primero que llama la atención del pádel es su accesibilidad. A diferencia del tenis, donde la técnica y la condición física pueden ser barreras para principiantes, el pádel ofrece una curva de aprendizaje sorprendentemente rápida. Las reglas son sencillas, la pala es más manejable que una raqueta, y el tamaño reducido de la pista —junto con las paredes que permiten recuperar bolas "perdidas"— hace que incluso los novatos puedan mantener intercambios largos desde el primer día.

No es necesario tener una preparación atlética excepcional. Personas de todas las edades, desde adolescentes hasta jubilados, pueden competir en un mismo partido sin que la diferencia física sea un obstáculo insalvable, democratizando su práctica en todos los grupos sociales, hasta famosos como Carles Puyol y Gerard Piqué.

El factor social

El pádel no se juega solo: se comparte. Al ser un deporte de parejas, se convierte en una actividad social por definición. No es raro ver grupos de amigos que reservan pistas semanalmente, familias que lo incorporan a su rutina o incluso empresas que lo usan como herramienta de team building. Los clubes de pádel han entendido esto a la perfección, creando espacios donde el ambiente distendido y las zonas comunes invitan a quedarse después del partido.

En otras palabras, no hay rivalidades viscerales, sino partidos donde la conversación y el buen rollo son tan importantes como el marcador. Mientras el fútbol divide a la gente en gradas, el pádel las une en la pista.

La infraestructura que lo hizo posible

España cuenta hoy con cerca de 15.000 pistas y unos 4.000 clubes dedicados al pádel, una red que no tiene comparación en Europa. Este crecimiento explosivo no ha sido casual. La inversión privada ha sido fundamental, pero también el apoyo de municipios que han visto en el pádel un deporte fácil de instalar y mantener, con un coste mucho menor que otras infraestructuras deportivas.

La profesionalización del sector ha sido igual de importante. Los clubes ya no son cuatro paredes y una pista, sino centros con servicios añadidos: cafeterías, fisioterapeutas, tiendas especializadas y hasta zonas infantiles. Todo pensado para que la experiencia del jugador —y de quienes lo acompañan— sea lo más cómoda posible.

En esta ecuación también intervienes factores como el clima, que permite jugar al aire libre casi todo el año. Mientras en otros países el pádel es un deporte de verano o de instalaciones cubiertas, en España se practica en cualquier parque, urbanización o club sin depender de la temporada.

Cuando los medios se fijaron en él

Hace una década, ver pádel en televisión era una rareza. Hoy, torneos como el World Padel Tour (WPT) o el Premier Padel llenan horas de programación en canales deportivos, con audiencias que superan a las de muchas competiciones tradicionales. Este salto mediático ha atraído la mirada de patrocinadores y cadenas de televisión privadas, con el consiguiente aumento de las primas dedicadas a los premios y a la propia promoción de los deportistas.