La edad de jubilación se retrasará dos meses con cada nuevo año hasta el 2027

La reforma iniciada en 2013 se acelera desde 2019 y a partir de enero sitúa el retiro en los 65 años y 8 meses. El cambio de ejercicio trae una revalorización a la espera de fecha y la paga por atrasos

Varios hombres sentados en un banco. AEP
photo_camera Varios hombres sentados en un banco. AEP

Llega a su fin un año en el que miles de pensionistas se echaron a la calle para reivindicar prestaciones "dignas", en el que la subida anual se volvió a ligar a la de los precios, se abordó la demorada reforma de las pagas de viudedad y se decidió aplazar la aplicación de lo que iba a ser la gran novedad del sistema en 2019, el factor de sostenibilidad. Con todo eso, el año nuevo llega con unas cuantas novedades con respecto a los últimos que se suman a otros cambios ya esperados, porque con el estreno de 2019 al sistema de pensiones le toca subir otro escalón en el calendario de la reforma que entró en vigor en 2013 para ir elevando progresivamente la edad de jubilación, hasta llegar en 2027 a los 67 años. En ese camino, el paso a dar esta vez es más grande que los dados antes, porque si hasta el momento se retrasaba un mes el retiro con cada nuevo ejercicio, a partir de ahora —en los próximos nueve años— se sumarán dos meses.

La edad ordinaria de jubilación se sitúa así desde enero en 65 años y 8 meses, que son los que habrá que tener para abandonar el mercado laboral con el 100% de la pensión si se ha cotizado el tiempo necesario, a menos que se hayan acumulado 36 años y 9 meses. Esas prolongadas carreras son las que permiten retirarse a los 65 con la paga íntegra, aunque cada vez se exige que sean más largas. El umbral se eleva cada año en tres meses, hasta que en 2027 sean 38 y medio.

La aplicación de la reforma aún trae más cambios para 2019, porque al elevar la edad del retiro ordinario retrasa en la misma medida la de la jubilación anticipada. Además, aumenta el período de cotización sobre el que se calculan las pagas de los nuevos pensionistas, que desde enero serán 22 años. Es uno más que ahora, y seguirá subiendo hasta 2022, cuando serán 25.

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En cualquier caso, es necesaria una carrera bastante más larga para recibir la paga completa: 35 años y medio. Y la exigencia será pronto mayor, porque en 2020 serán 36 años y en 2027 llegará a los 37.

SUBIDA. A todos esos cambios se suman los incorporados en los últimos meses, que entre otras cosas han ‘desactivado’ dos pilares de la otra gran reforma de las pensiones. Es la aprobada en 2013, que, además de contemplar la introducción del factor sostenibilidad para tener en cuenta la esperanza de vida al calcular las nuevas pagas —aplazada finalmente a 2023—, deparó un lustro de subidas anuales limitadas al 0,25% por el déficit del sistema.

Aunque el desequilibrio persiste, 2019 será el primer ejercicio desde 2010 que arranque con la garantía de una revalorización de las pensiones en línea con la inflación prevista, como la que en 2018 se aplicó en verano por el pacto presupuestario de PP y PNV y por la que apuesta la comisión del Pacto de Toledo.

La subida anunciada para 2019, recogida en el acuerdo PSOE-Unidos Podemos para las nuevas cuentas, es idéntica: un 1,6% con carácter general y un 3% para mínimas y no contributivas. Como aún no hay presupuestos, ni garantías de que prosperen, está por ver si la revalorización se aprueba ya por decreto para aplicarse en enero.

El Gobierno compensará 7,29 millones de pensiones, 529.000 en Galicia, por la pérdida de poder adquisitivo en 2018

Además, el nuevo año será el primero desde 2011 en el que habrá paga para compensar la pérdida de poder adquisitivo del ejercicio anterior. El Gobierno reveló hace unos días que se calculará con la media de la inflación anual entre diciembre de 2017 y el pasado noviembre, que fue de un 1,7%, una décima más de lo que se elevaron las prestaciones. Tocará compensar 7,29 millones de pensiones —529.000 en Galicia, porque quedan fuera las mínimas y no contributivas—, con la previsión de que esa décima costaría a la Seguridad Social 128,6 millones.

VIUDEDAD. El cambio de año activará otra reforma, la que tenían pendiente las pensiones de viudedad para elevar al 60% el porcentaje que se aplica sobre la base reguladora del fallecido para calcular algunas pagas. Son las de los mayores de 65 años que carezcan de salarios u otras pensiones y no tengan ingresos por encima de 7.348 euros. Lo que se aplicará es en realidad la segunda parte de la reforma, porque en agosto la tasa ya pasó del 52 al 56%.

Con el nuevo año se completará la reforma de las pensiones de viudedad, que en su primera fase, en agosto, elevó 19.140 pagas en Galicia

Entonces se elevaron 19.140 pensiones de viudedad gallegas con la aplicación de la primera fase del cambio, un 10% del total. Otras prestaciones, aún más que esas, se vieron afectadas pero no subieron. Es porque incluyen un complemento para alcanzar la cuantía mínima y lo que hace la reforma es reducirlo, sin variar la paga final.

El plus de maternidad, en 484.000 pagas
Entre todo lo que cambia, hay cosas que permanecen y cumplen años. Es el caso del complemento por maternidad, implantado en 2016 para sumar unos euros a las pagas de madres con al menos dos hijos que estrenan prestaciones contributivas por jubilación, viudedad o incapacidad permanente. Así es que eleva las de algo más de la mitad de las nuevas pensionistas y llega al tercer aniversario con más de 484.100 beneficiarias, 34.200 de ellas en Galicia.

Son números de este mes facilitados por el Ministerio de Trabajo, que revelan que casi la mitad son perceptoras de una prestación de viudedad y algo más de un 41%, de jubilación. El plus eleva un 5% la paga inicial de las mujeres con dos hijos, un 10% si son tres y un 15% a partir de los cuatro. Y es por eso que en Galicia, con las prestaciones femeninas por retiro y por viudez más bajas de España, el importe medio del plus es el menor del mapa autonómico, con 49,78 euros mensuales. En el extremo opuesto está País Vasco, con 68.

La medida, junto a la evolución de las condiciones laborales, ha contribuido a reducir algo la brecha de género en las pensiones, aunque no evita que todavía siga siendo enorme. Las mujeres que estrenan una paga contributiva en España cobran un 25% menos que los hombres. Y en Galicia la diferencia es aún algo mayor.